“Las Personas no son adjetivos de Dios: no. Son personas, reales, diferentes” dijo el Pontífice ayer en el Ángelus.
Redacción (31/05/2021 12:29, Gaudium Press) En el Ángelus de ayer en la Plaza de San Pedro – Ángelus y no Regina Coeli pues volvimos desde hace unos días en tiempo litúrgico ordinario – el Papa Francisco habló del misterio de la Santísima Trinidad, cuya solemnidad se estaba celebrando.
“Es un misterio que nos ha revelado Jesucristo: la Santísima Trinidad – expresó el Pontífice. Hoy nos detenemos a celebrar este misterio, porque las Personas no son adjetivos de Dios: no. Son personas, reales, diferentes; no son – como decía aquel filósofo – ‘emanaciones de Dios’: ¡no, no! Son Personas. Está el Padre, al que rezo con el Padre Nuestro, que me ha dado la redención, la justificación; está el Espíritu Santo que habita en nosotros y habita en la Iglesia. Y esto nos habla al corazón, porque lo encontramos, este misterio, encerrado en esa expresión de San Juan que resume toda la revelación: «Dios es amor». El Padre es amor, el Hijo es amor, el Espíritu Santo es amor”.
El amor explica la Trinidad
Francisco explicó las procesiones trinitarias a la luz de la caridad:
“Porque el amor es esencialmente donación, y en su realidad original e infinita es el Padre quien se da a sí mismo generando al Hijo, que a su vez se da al Padre, y su amor mutuo es el Espíritu Santo, vínculo de su unidad. No es fácil de entender este misterio pero todos nosotros podemos vivirlo tanto”.
La fiesta de la Trinidad “nos hace contemplar este maravilloso misterio de amor y luz del que procedemos y hacia el cual se orienta nuestro camino terrenal”.
La solemnidad del Dios Uno y Trino, es ocasión para pedir esa unidad invocada por Jesús, expresó el Pontífice. La belleza del Evangelio debe ser vivida y testimoniada por nosotros en la unidad que “nace del amor, de la misericordia de Dios, de la justificación de Jesucristo y de la presencia del Espíritu Santo en nuestros corazones”.
“María Santísima, en su sencillez y humildad, refleja la Belleza de Dios Uno y Trino, porque recibió plenamente a Jesús en su vida. Que ella sostenga nuestra fe; que nos haga adoradores de Dios y servidores de nuestros hermanos», concluyó Francisco.
Con información de Vatican News
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