sábado, 23 de noviembre de 2024
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Papa habló de alimentos y habló de gula

En su catequesis de la audiencia general, Francisco se refirió al consumismo exacerbado como una gula social.

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Foto: Screenshot Vatican Media

Redacción (10/01/2024, Gaudium Press) Hoy el Papa continuó sus catequesis de los miércoles sobre el tema de los vicios y las virtudes. El asunto de hoy fue la gula.

El Papa recordó que el Señor, a diferencia del Bautista, come en la mesa, incluso con pecadores: “este gesto demostraba su voluntad de comunión y de cercanía con todos”.

Recordó el Pontífice también que aunque Jesús manifiesta su sumisión ante los preceptos judaicos, se muestra comprensivo con sus discípulos cuando son sorprendidos in fraganti porque tienen hambre y recogen unas espigas el día de sábado: los justifica, recordando que el rey David y sus compañeros, pasando necesidad, también habían transgredido un precepto (cf. Mc 2,23-26).

“Pero, sobre todo, Jesús, con una hermosa parábola, afirma un nuevo principio: los invitados a la boda no pueden ayunar cuando el novio está con ellos; ayunarán cuando el novio les sea quitado. Ahora todo es relativo a Jesús. Cuando él está en medio de nosotros, no podemos estar de luto; pero a la hora de su pasión, entonces sí, que ayunemos (cf. Mc 2,18-20). Jesús quiere que estemos alegres en su compañía -Él es como el esposo de la Iglesia-; pero también quiere que compartamos sus sufrimientos, que son también los sufrimientos de los pequeños y de los pobres. Jesús es universal”, dijo Francisco.

Jesús también hace caer la distinción entre alimentos puros e impuros del judaísmo, pero enseña que “no es lo que entra en el hombre lo que lo contamina, sino lo que sale de su corazón. Y así diciendo ‘declaraba que eran puros todos los alimentos’ (Mc 7,19). Por eso el cristianismo no contempla los alimentos impuros. Pero la atención que debemos tener es aquella interior: por tanto, no respecto al alimento en sí, sino respecto a nuestra relación con él”. La mala relación es lo que en la doctrina clásica es llamado de gula, que hace al hombre “esclavo de la comida”.

La relación con la comida revela el interior, según Francisco:

“La predisposición al equilibrio o a la desmesura; la capacidad de dar gracias o la arrogante pretensión de autonomía; la empatía de quien sabe compartir la comida con los necesitados, o el egoísmo de quien lo acumula todo para sí mismo”. “Esta pregunta es muy importante. Dime cómo comes, y te diré qué alma posees. En nuestra forma de comer revelamos nuestro interior, nuestros hábitos, nuestras actitudes psíquicas”, dijo.

Recordó el Papa que los antiguos Padres llamaban al vicio de la gula con el nombre de “gastrimargia”, término que puede traducirse como «locura del vientre». “La gula es una ‘locura del vientre’. También existe este proverbio, que dice que debemos comer para vivir, no vivir para comer, ‘una locura del vientre’”, sostuvo. “Es un vicio que se injerta en una de nuestras necesidades vitales, como la alimentación. Estemos atentos a esto”, advirtió Francisco.

Francisco relacionó también la gula con el consumismo desbocado, e incentivó a pedir al Señor “que nos ayude en el camino de la sobriedad para que todas las formas de gula no se apoderen de nuestras vidas”.

Con información de Vatican News

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