En la audiencia general el Pontífice profundizó en cómo Dios nos bendice copiosamente, y debemos responder bendiciéndolo a Él.
Redacción (02/12/2020 08:47, Gaudium Press) En la Audiencia General de hoy, el Papa habló de la importancia de la bendición y de la necesidad de la bendición, que es una forma especial de oración.
“Dios continuamente bendice la vida. Bendice a los animales (Gn 1,22), bendice al hombre y a la mujer (Gn 1,28), finalmente bendice el sábado, día de reposo y del disfrute de toda la creación (Gn 2,3). En las primeras páginas de la Biblia es un continuo repetirse de bendiciones”.
Dios bendice, pero también los hombres, pues los hombres descubren pronto que la bendición posee una fuerza especial.
El pecado afectó al hombre. Él es “capaz de propagar el mal y la muerte en el mundo; pero nada podrá borrar la primera huella de Dios, una huella de bondad que Dios ha puesto en el mundo, en la naturaleza humana, en todos nosotros: la capacidad de bendecir y el hecho de ser bendecido. Dios no se equivocó con la creación, ni con la creación del hombre. La esperanza del mundo está completamente en la bendición de Dios: Él continúa queriéndonos, bueno, Él primero, como dice el poeta Péguy, continúa esperando nuestro bien”, dijo el Pontífice.
La gran bendición de Dios es Jesús
El Papa recordó que Dios dio la mayor bendición a los hombres en la Persona de su Divino Hijo:
“La gran bendición de Dios es Jesucristo, es el gran regalo de Dios, su Hijo. Es una bendición para toda la humanidad, es una bendición que nos ha salvado a todos. Es la Palabra eterna con la que el Padre nos bendijo ‘cuando aún éramos pecadores’ (Rom 5:8) dice San Pablo: Palabra hecha carne y ofrecida por nosotros en la cruz”.
Esa presencia bendita de Cristo en nuestra Historia, que no es otra cosa que su deseo de que nos salvemos, permanece hasta el final de nuestras vidas, invitándonos a la conversión, a la unión con Él. El Papa puso el ejemplo de las madres que van a visitar a sus hijos a la cárcel, que aunque estén en la cárcel, las madres siguen amando a sus hijos y buscando su bien.
El Papa puso también el ejemplo bíblico de Zaqueo “un pecador público, que hizo muchas cosas malas, pero Jesús vio esa señal indeleble de la bendición del Padre y de ahí su compasión. Esa frase que se repite tanto en el Evangelio, ‘tuvo compasión de él’, y esa compasión lo lleva a ayudarlo y a cambiar su corazón”.
¿Cómo debemos responder al Dios que bendice?
Debemos responder a las bendiciones de Dios: Dios nos enseñó a bendecir y debemos bendecirnos a nosotros mismos: eso son la oración de alabanza, de adoración, de acción de gracias, expresó el Pontífice. El Catecismo escribe: “La oración de bendición es la respuesta del hombre a los dones de Dios: ya que Dios bendice, el corazón del hombre puede responder bendiciendo a Aquel que es la fuente de toda bendición” (n. 2626).
El Papa concluyó sus enseñanzas invitando a quienes maldicen con frecuencia a no hacerlo.
Con información de Vatican News
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