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El nuevo ciclo de catequesis de la audiencia general recorrerá las tres etapas de la historia de la salvación, Antiguo y Nuevo Testamento, y la vida de la Esposa, la Iglesia.
Foto: Screenshot Youtube Vatican Media
Redacción (29/05/2024, Gaudium Press) Hoy el Papa inauguró un nuevo ciclo de catequesis de los miércoles, habiendo concluido el de las virtudes. El tema es “El Espíritu y la Esposa. El Espíritu Santo guía al pueblo de Dios hacia Jesús, nuestra esperanza”, recorriendo las 3 etapas de la historia de la salvación, Antiguo y Nuevo Testamento y el Tiempo de la Iglesia, la esposa mística.
El punto de partida de la reflexión de hoy, hecha en la Plaza de San Pedro, fue la acción del Espíritu Santo descrita en el Génesis: “En el principio creó Dios los cielos y la tierra. La tierra estaba informe y desierta y las tinieblas cubrían el abismo y el Espíritu de Dios se cernía sobre las aguas”.
Al respecto Francisco comentó:
“El Espíritu de Dios se nos presenta como la fuerza misteriosa que hace pasar al mundo de su estado inicial informe, desierto y sombrío, a su estado ordenado y armonioso. Porque el Espíritu hace la armonía, la armonía en la vida, la armonía en el mundo. En otras palabras, es Él quien hace la transición del caos al cosmos, es decir, de la confusión a algo bello y ordenado”.
Ya en el Nuevo Testamento, el Espíritu Santo tiene una presencia que, como afirma un Salmo, renueva la faz de la Tierra.
Pero la tierra sigue clamando por una presencia renovada del Espíritu Santo, en un mundo que “gime y sufre como con dolores de parto”, según la expresión paulina, significando el sufrimiento del mundo por los pecados del hombre.
Pero como el Espíritu Creador transformó al principio “el caos en cosmos”, así también, dice el Papa, quiere obrar una transformación en cada uno de nosotros, transformando nuestro corazón, tan semejante a “aquel abismo desierto y oscuro” descrito en el Génesis.
En el hombre se agitan sentimientos y deseos opuestos: los de la carne y los del espíritu. Todos somos, en cierto sentido, ese “reino dividido en sí mismo” del que habla Jesús en el Evangelio. A nuestro alrededor podemos decir que hay un caos externo, un caos social y un caos político.
Por eso, dice Francisco, la Iglesia siempre ha invocado la presencia del Espíritu Santo, poniendo en los labios de los creyentes el grito: “¡Ven, Espíritu Creador! Visita nuestras mentes”, y concluye: “Pidamos al Espíritu Santo que venga a nosotros y nos haga personas nuevas, con la novedad del Espíritu”.
Con información de Vatican News.
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