El discernimiento es un tema muy jesuítico. En la audiencia de hoy, entre otros temas, Francisco abordó los componentes del discernimiento.
Redacción (31/08/2022 13:56, Gaudium Press) Habiendo concluido el ciclo de catequesis sobre la ancianidad, el Papa Francisco ha comenzado – en las audiencias generales de los miércoles – unas enseñanzas sobre el discernimiento, un tema muy de la Compañía de Jesús.
“Discernir es un acto importante que concierne a todos, porque las elecciones son una parte esencial de la vida. Las acciones cotidianas son básicamente el resultado de una elección, más o menos fundamental: se elige una comida, un vestido, una carrera, un trabajo, una relación”, dijo Francisco.
Las elecciones integran y determinan el proyecto de vida, materializan el proyecto de vida: “Los pescadores que seleccionan los peces buenos y descartan los malos; el comerciante que sabe identificar, entre muchas perlas, la de mayor valor; el agricultor que en el campo encuentra algo que resulta ser un tesoro”.
El discernimiento es un ejercicio de “inteligencia”, “experiencia” y también de “voluntad”.
Hay elecciones que no se pueden delegar, hay elecciones ante “situaciones inesperadas, no previstas, en las que es esencial reconocer la importancia y la urgencia de una decisión que hay que tomar”, y para ello es necesario el discernimiento.
Definido en términos espirituales el discernimiento es el encuentro entre lo eterno y lo temporal, dijo Francisco. En el discernimiento, debemos saber que en la fe hemos hallado un tesoro, invaluable, por el que tenemos que venderlo todo, la fe es algo que debe guiar nuestras elecciones, y cuya posesión nos produce alegría. Saber discernir es particularmente optar por aquello que nos alimenta la fe y nos lleva al cielo.
La vida no está empaquetada
El discernimiento -dijo Francisco- implica un esfuerzo. Según la Biblia, no encontramos ante nosotros, ya empaquetada, la vida que hemos de vivir. Dios nos invita a evaluar y elegir: nos ha creado libres y quiere que ejerzamos nuestra libertad. Por lo tanto, discernir es un reto.
“El hombre, a diferencia de los animales, puede equivocarse, puede no querer elegir correctamente”.
“Dios da al hombre una instrucción precisa: si quieres vivir, si quieres disfrutar de la vida, recuerda que eres una criatura, que no eres el criterio del bien y del mal y que las elecciones que hagas tendrán una consecuencia, para ti, para los demás y para el mundo (cf. Gn 2,16-17); puedes hacer de la tierra un magnífico jardín o puedes convertirla en un desierto de muerte”. Por ello al discernir hay que hacerlo de acuerdo a la mente de Dios.
Es cierto que “el discernimiento es agotador pero indispensable para vivir. Requiere que me conozca a mí mismo, que sepa lo que es bueno para mí aquí y ahora. Sobre todo, requiere una «relación filial con Dios»”, requiere un amar y dejarse amar de Dios.
Con información de Vatican News
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