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El Papa Francisco reconoció la virtud heroica de varios siervos de Dios, entre ellos la vidente de Fátima, sor Lucía, y el arzobispo brasileño, Mons. Antonio Lustosa.
Redacción (22/06/2023 15:14, Gaudium Press) El Santo Padre Francisco reconoció la virtud heroica de sor Lucía, vidente de Fátima, de don Antônio de Almeida Lustosa, arzobispo de Fortaleza, y de otras 25 personas .
En audiencia con el prefecto del Dicasterio para la Causa de los Santos, cardenal Marcelo Semeraro, el Pontífice autorizó la promulgación de los decretos que reconocen las virtudes heroicas de sor Lucía, de Mons. Antônio de Almeida Lustosa, de sor Anna Cantalupo (Italia) , de sor Mary Lange (Cuba), el padre Antonio Pagani (Italia), Manuel González-Serna Rodríguez y sus 19 compañeros de martirio (España).
Sor Lucía, vidente de Nuestra Señora de Fátima
Sor Lucía de Jesús y el Corazón Imaculado fue una de las tres videntes de Nuestra Señora de Fátima y guardiana del tercer secreto de Fátima. La monja carmelita nació en 1907 en la ciudad portuguesa de Aljustrel. Con tan solo 10 años presenció las apariciones de Nuestra Señora de Fátima junto a sus dos primos, Francisco y Jacinta. La monja murió el 13 de febrero de 2005 en Coimbra.
Dom Antonio de Almeida Lustosa
Retrato de Mons. Antonio de Almeida Lustosa. Fuente: Salesianos.
Dom Antônio de Almeida Lustosa nació el 11 de febrero de 1886 en São João del Rei, Minas Gerais, Brasil. Dom Antônio estudió en un colegio salesiano y, después de algunos años, decidió unirse a la congregación de Don Bosco. A la edad de 26 años, fue ordenado sacerdote salesiano. En 1925 le fue encomendado hacerse cargo de la diócesis de Uberaba, donde logró aumentar el número de vocaciones sacerdotales y promover la justicia social. Posteriormente, Dom Antônio fue obispo de Corumbá (MS), de Belém (PA) y, finalmente, de Fortaleza (CE).
Fue obispo de Fortaleza durante 22 años, destacándose por ayudar a los más necesitados y favorecer las vocaciones religiosas. Por eso fundó centros ambulatorios, escuelas populares y colaboró en el desarrollo del Pre-Seminario. Después de su renuncia, Dom Antônio se trasladó a Carpina (PE), donde entregó su alma a Dios en 1974. Sus restos están en la Catedral Metropolitana de Fortaleza.
Otros Siervos de Dios
El decreto también reconoció las virtudes heroicas del teólogo franciscano del Concilio de Trento, el padre Antonio Pagani, la hermana Mary Lange, fundadora de la Congregación de las Hermanas Oblatas de la Providencia, y la hermana Anna Cantalupo, que ayudaron espiritualmente a los huérfanos y soldados de la II Guerra Mundial. Los otros mártires: el Padre Manuel González-Serna Rodríguez y sus compañeros fueron asesinados por odio a la fe, en España en 1936, y con decreto pontificio se les reconoció el martirio, siendo proclamados Beatos. (FM)
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