El Papa Francisco habló hoy sobre la oración de Jacob, usando el texto de la lucha del patriarca con un hombre misterioso, según es relatada en el libro del Génesis.
Ciudad del Vaticano (10/06/2020 10:46, Gaudium Press) Continuando con sus catequesis sobre la oración, que desarrolla en la Audiencia General de los miércoles, el Papa Francisco habló hoy sobre la oración de Jacob, usando el texto de la lucha del patriarca con un hombre misterioso, según es relatada en el libro del Génesis.
Jacob había obtenido que Esaú le vendiera la primogenitura por un plato de un cocido que estaba preparando. Y luego, junto con Rebeca su madre – prefigura de la Virgen – consigue con una estratagema la bendición de su padre Isaac.
Pero odiado a muerte por su hermano Esaú, tiene que huir.
Sin embargo un día decide regresar, ya hombre casado y rico, pero aún temeroso por lo que Esaú y sus hombres pudiera hacerle. Y en una de esas noches de su regreso, se quedó sólo y traba una lucha misteriosa con un hombre misterioso, combate que dura hasta “rayar el alba” (Gn 32, 25). El hombre no puede derrotar a Jacob pero lo golpea en el fémur, que se disloca. “¿Cómo te llamas?”, le pregunta el ‘hombre’ y luego cambia luego el nombre a Jacob, le pone “Israel”, “porque has luchado con Dios y con los hombres, y has vencido”. De hecho, ‘Israel’ significa “el que lucha con Dios”, es decir, Dios estaba representado por el hombre misterioso que luchó con Jacob.
La lucha de Jacob, es metáfora de la oración
El Papa en su enseñanza recordó lo dicho por el Catecismo de la Iglesia sobre ese pasaje de la Escritura: “Dios renueva su promesa a Jacob, cabeza de las doce tribus de Israel (cf Gn 28, 10-22). Antes de enfrentarse con su hermano Esaú, lucha una noche entera con “alguien” misterioso que rehúsa revelar su nombre pero que le bendice antes de dejarle, al alba. La tradición espiritual de la Iglesia ha tomado de este relato el símbolo de la oración como un combate de la fe y una victoria de la perseverancia”. (CIC n. 2573). Es decir, la fuerza de Jacob en ese combate, una fuerza que puede ser llamada ‘fuerza contra Dios’, es la de la oración. La perseverancia en la oración vence a Dios.
Dijo Francisco que esa lucha relatada por el Génesis entre Jacob y el hombre misterioso es una “metáfora de la oración”, pues “otras veces Jacob se había mostrado capaz de dialogar con Dios, de sentirlo como una presencia amiga y cercana”, pero esa noche “a través de una lucha que duró mucho tiempo y que casi lo vio sucumbir, el patriarca salió cambiado”.
La ‘lucha’ de la oración consigue la bendición de Dios
Después de la lucha Jacob “recibe de Dios la bendición, con la cual entra cojeando en la tierra prometida, vulnerable y vulnerado, pero con el corazón nuevo”.
“Todos nosotros tenemos una cita en la noche con Dios, en la noche de nuestra vida, en las muchas noches de nuestra vida: momentos oscuros, momentos de pecado, momentos de desorientación… Allí, hay una cita con Dios, siempre”, dijo el Papa.
Tras la oración, “Dios nos dará un nombre nuevo, que contiene el sentido de toda nuestra vida; nos cambiará el corazón y nos dará la bendición reservada a quien se ha dejado cambiar por Él”.
Con información de Vatican News
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