jueves, 21 de noviembre de 2024
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Policía orteguista se lleva prisionero al Obispo de Matagalpa

Fuerzas del régimen están citando a declarar a decenas de personas, para justificar las acciones contra Mons. Álvarez.

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Foto contexto: Screenshot Youtube Confidencial – Tv Merced

Redacción (19/08/2022 07:57, Gaudium Press) Eran entre las dos y las tres de la mañana de hoy, el horario usado para coger desprevenidos a los dormidos delincuentes, cuando la policía nicaragüense irrumpió al interior de la Curia de Matagalpa, donde esa misma policía había cercado al obispo, Mons. Rolando Álvarez, por espacio de más de dos semanas. Ya se había informado que escaseaban los alimentos en esa casa donde el prelado y otras personas retenidas con él vivían su pasión por Nicaragua, muy confiados en la ayuda del Señor.

Como el ladrón anunciado por Cristo en el Evangelio, ellos no entraron por una puerta que les era franqueada libremente, sino que forzaron entradas y candados, y se llevaron al Obispo, otro de los símbolos de un país que se niega a perder a su Iglesia, bajo la bota de una tiranía ‘liberacionista’ del S. XXI. También se llevaron a los sacerdotes que estaban junto a él. Solo se quedaba el P. Óscar Escoto, el párroco de la iglesia de Guadalupe, que podrá ser testigo ante la historia del cruel y a la vez bello episodio de una fe viva de dos mil años presente en una pequeña y grande nación.

Unas campanas de la curia comenzaron a sonar a esas horas, los fieles ya temían algo grave. Saliendo de sus camas y de sus sueños, acudieron en número de cientos a ofrecer un cordón de protección a su pastor, pero no pudieron hacer nada.

Testigos aseguran que eran 8 patrullas de policía las que formaban el convoy donde iba raptado el Obispo y compañeros. ¿De su suerte? Aún la incertidumbre, la confianza en Dios sí, pero también la permanencia del silencioso terror: las fuerzas del régimen orteguista han citado a declarar a decenas de personas en Matagalpa, ciertamente con la intención de crear un caso falso que justifique ante el mundo lo injustificable: un sucesor de los Apóstoles, tras las rejas, por querer que no se silencie la voz de Cristo.

Pero como dijo el mismo Mons. Álvarez cuando comenzó este calvario: Nicaragua es de Cristo.

Y también de María. (Gaudium Press/Saúl Castiblanco)

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