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Las declaraciones del Arzobispo de Munich al semanario Stern siguen levantando reacciones.
Redacción (06/04/2022 11:46, Gaudium Press) Siguen las repercusiones a varias de las recientes y equívocas declaraciones del Cardenal Marx al semanario Stern del que varios redactores de la Nueva Brujula Cotidiana han sacado extractos y agudos comentarios.
Recordemos: El Cardenal Arzobispo de Munich dijo cosas como que el Catecismo de la Iglesia “no está esculpido en piedra”, y que “es lícito tener dudas sobre su contenido”. También afirmó que “la homosexualidad no es pecado”. Pero no se refería solo a la condición de la persona que siente atracción hacia alguien de su mismo sexo, sino que esta “es un comportamiento cristiano cuando dos personas, independientemente del género, se defienden en la alegría y el dolor”. Claro pues que el Catecismo debe saltar por los aires, si se quiere aceptar lo que el Catecismo rechaza.
Ahora, en otro despacho de la Nueva Brújula Cotidiana Luisella Scrosati analiza otras de las declaraciones un tanto arrevesadas y a veces crípticas del purpurado tudesco. Dice el Cardenal:
“Debemos hacer posible experimentar lo que es la verdadera Iglesia. Esta exageración dogmática, donde todo tiene que estar en orden, ¿dónde se trata de quién puede ‘participar’? ¿Qué Biblia leen las personas que piensan de esta manera? No, diría Jesús: ‘El que sea de buena voluntad que se siente a mi mesa’. E inmediatamente descubrimos a quienes criticó más: estos son los escribas, los fariseos; en fin: todos los que querían establecer quién está adentro y quién está afuera”.
Scrosati le devuelve la pregunta al purpurado:
“¿Qué Biblia lee? ¿Una selección del Reader’s Digest? ¿O un resumen al estilo Bignami? ‘Si tu hermano comete una falta, ve y amonéstale en privado; […] Si no te escucha, lleva contigo a una o dos personas, para que todo se resuelva por la palabra de dos o tres testigos. Y si él tampoco les hace caso, díselo a la comunidad; y si ni siquiera escucha a la comunidad, sea para vosotros como un pagano o un recaudador de impuestos’ (Mt 18, 15-17). ¿De quién son estas palabras? ¿De Mickey Mouse? ‘El que va más allá y no permanece en la doctrina de Cristo, no posee a Dios. En cambio, el que permanece en su doctrina posee al Padre y al Hijo. Si alguno viene a vosotros y no trae esta enseñanza, no lo recibáis en casa ni lo saludéis, porque cualquiera que lo saluda participa de sus malas obras’ (2 Jn 9-11). ¿Quién escribió esto? ¿Un fariseo, de esos que querían decidir quién está adentro y quién afuera?”
El purpurado también declaró que en buenahora para él los tiempos en la Iglesia han cambiado: “Desde hace unos años me siento más libre para decir lo que pienso y quiero hacer avanzar el magisterio de la Iglesia. La Iglesia también está cambiando, al compás de los tiempos: las personas LGBTQI son parte de la creación y amadas por Dios, y estamos llamadas a oponernos a la discriminación”.
Es claro, las personas son amadas por Dios pero llamadas a la salvación, y no se puede afirmar “que incluso los actos pecaminosos,condenados a lo largo de la Escritura – en la versión completa, que Marx evidentemente nunca leyó –, al final son parte de la creación y, por lo tanto, son queridos por Dios”, dice Scrosati. Una falsa idea del perdón, “que corta el pecado no llamando a la penitencia y a la conversión, sino simplemente omitiendo definirlo como tal”.
Concluye Scrosati, con una crítica a la visión del cardenal Marx sobre su “posición singular sobre el papel del sucesor de Pedro”: “‘La Iglesia universal está compuesta por iglesias particulares en diferentes culturas. El Papa es el fundamento de la unidad. Esto significa que tiene que asegurarse de que todos se mantengan en diálogo entre sí. Este es un proceso vivo de discusión que es crucial para el desarrollo ulterior de la Iglesia’ [dijo el Cardenal]. [Es decir] El Papa como vínculo de diálogo, donde luego cada Iglesia local se acomoda como puede y como quiere, quizás precisamente sobre el tema LGTB, siempre y cuando permanezca en diálogo”.
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