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Amparo Espinosa tuvo un cambio radical en su vida cuando hizo el Máster en Bioética de la Universidad Católica de Avila.
Redacción (31/07/2020 10:58, Gaudium Press) Amparo Espinosa es aún hoy presidenta de la Asociación por el Derecho a Morir Dignamente de México. Pero el enfoque de su vida y misión cambiaron, desde que comenzó a cursar el Máster en Bioética y Formación en la Universidad Católica de Ávila. Ella ha pasado de ser una defensora de la eutanasia a rechazarla para proponer como alternativa la atención en cuidados paliativos para enfermos terminales.
Cuenta que su defensa de la eutanasia era porque la consideraba la mejor salida para quienes eran enfermos ya al final de sus días, pero que empezó a cuestionarse cuando estudió los testimonios de quienes cuidaban a estas personas, y no se hablaba de “cómo quitarles el dolor” a ellos.
Trabajaba por la legalización de la eutanasia y el suicidio asistido
“Dirijo una Asociación por el Derecho a Morir con Dignidad -dijo- y cuando empecé ahí, que fue en el año 2009, tenía muy claro lo que quería. Yo quería trabajar en México para la legalización de la eutanasia y del suicidio médicamente asistido. Yo no tenía dudas. Pero pasó algo que me hizo empezar a reflexionar sobre la misión de la asociación y fueron una serie de testimonios que empecé a leer sobre experiencias de procesos de muerte de familiares. Los testimonios tienen un común denominador: no había cómo quitarles el dolor”.
Entonces decidió estudiar la maestría en España, y tras profundizar en esas cuestiones “ahora tengo nuevas maneras de ver la muerte digna, la primera de ellas es que no equivale a eutanasia y a suicidio médicamente asistido”.
Ahora promoverá los cuidados paliativos
Ahora Amparo Espinosa promoverá los cuidados paliativos, en lugar de propugnar por la eutanasia.
“Yo creo que ahora, en mi país sobre todo, lo primero será promover los cuidados paliativos porque no existen”. Afirmó que “en México, en 7 estados no hay unidades de cuidados paliativos”.
Para Espinosa haber estudiado el Máster en la Universidad Católica de Ávila “ha sido una experiencia transformadora para mí. Me ha cambiado de manera muy radical. Es una cosa extraordinaria porque tengo una edad en la que no muchas cosas te cambian”.
Con información de Aleteia
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