En su reciente artículo en de la revista mensual Herder-Korrespondenz Mons. Bätzing ratifica su deseo.
Redacción (31/01/2024, Gaudium Press) Mons. Georg Bätzing, Obispo de Limburgo presidente del episcopado alemán, ratifica, por si a algunos no les era claro, que su deseo es establecer el principio democrático en el gobierno de la Iglesia de su país, y no solo.
‘Democracia’, que no es enteramente ajena a la Iglesia, que por ejemplo elije a superiores o al mismo Papa de forma ‘democrática’; pero la Iglesia no es democrática, es una monarquía, cuya cabeza es Cristo Rey, que dejó una fe y una moral que deben ser respetadas y promovidas, y que no se escogen o varían democráticamente.
Además Cristo estableció para su Iglesia un gobierno no democrático, sino monárquico, a cuya cabeza está su Vicario. Y a nivel local, también, un gobierno de tipo ‘principesco’, que no quiere decir tiránico, pues los obispos están para pastorear, para cuidar el rebaño según los destinó Cristo.
Pero Mons. Bätzing y al parecer la mayoría de sus congéneres teutones tienen en sus tozudas mentes fijo el establecimiento de los llamados “consejos sinodales”. Que sí, como él lo explica en la edición de febrero de la revista mensual Herder-Korrespondenz, hay paralelismos entre el proceso sinodal en Alemania “con las estructuras de liderazgo democráticas” y esto “no deberían ser un criterio negativo”.
Reporta Infocatólica resumiendo el contenido de la nota del Obispo en Herder-Korrespondenz, que “El prelado no ve contradicción con la enseñanza de la Iglesia introducir métodos probados en el ámbito secular que sirvan a la transparencia en la dirección de la Iglesia y la participación de los creyentes. Ya existen muchos elementos estructurales en la Iglesia que coinciden con los procedimientos y estructuras establecidos en estados democráticos modernos y basados en el estado de derecho”.
“Mons. Bätzing se pregunta por qué la democracia moderna, que incluye el reconocimiento de la dignidad humana, los derechos humanos y principios como el orden constitucional, la soberanía popular, el estado de derecho, la división de poderes, la protección de minorías y el estado de bienestar, debería generar preocupaciones en la Iglesia”.
“Para la implementación de la sinodalidad, el presidente de la Conferencia Episcopal Alemana considera fundamental fortalecer las conferencias episcopales y los organismos eclesiales de ámbito regional y continental. «El Comité Sinodal en Alemania y la conferencia eclesial aún por desarrollar, que se discute bajo el nombre de ‘Consejo Sinodal’, van en una dirección muy similar»”, señala Bätzing.
En resumen, la vigencia del estilo liberal-democrático mundano en el gobierno de la Iglesia, donde exista la plena vigencia de la soberanía popular, no tanto la soberanía de Cristo. En fin, algo diferente a lo que Cristo dejó.
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