sábado, 23 de noviembre de 2024
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¿Problemas económicos? La Virgen tiene en sus manos la solución…

¿Y ahora qué vamos a hacer? No tenemos toda esa cantidad de dinero… — se preguntaba preocupado el pobre fraile…

Mater Boni Remedii

Redacción (08/10/2022 10:29, Gaudium Press) A finales del siglo XII, los mahometanos habían tomado presos a miles de católicos en el sur de Europa y en Medio Oriente. En muchas ocasiones eran esclavizados, destinados a duros trabajos e inclusive mantenidos en estados verdaderamente deplorables. En este contexto surge en la Iglesia la Orden Trinitaria y de los cautivos, una familia religiosa fundada por San Juan de Mata, dedicada a rescatar a estos hermanos privados de su libertad.

Los trinitarios, en su ardua tarea por rescatar a los católicos, muchas veces tenían que canjearse a sí mismos por los prisioneros, otras veces se veían en la contingencia de tener que conseguir en poco tiempo, las exorbitantes sumas de dinero que los secuestradores les exigían.

En cierta ocasión, San Juan de Mata se encontraba en Túnez, haciendo las debidas negociaciones para la redención de un gran número de cautivos. Después de mucho discutir, los moros accedieron a liberar a los presos con tal de que los monjes les dieran en canje una enorme cantidad de dinero, el doble de lo que habían pactado. San Juan de Mata, contento con la negociación, cerró el trato y salió del lugar.

• ¿Y ahora qué vamos a hacer? No tenemos toda esa cantidad de dinero… — le preguntó preocupado el fraile que lo acompañaba.

San Juan, con toda su confianza puesta en la Divina providencia le respondió:

• No te preocupes hijo mío, la Santísima Virgen nos proveerá todo lo necesario.

Al llegar a su habitación, se arrodilló frente a una imagen de la Santísima Virgen y con filial insistencia le pidió:

¡Oh Reina del Cielo y de la Tierra! Tú eres la Hija bien amada del Dios Altísimo, la Madre elegida del Verbo Encarnado, la Esposa Inmaculada del Espíritu Santo, el Vaso Sagrado de la Santísima Trinidad. Extiende sobre nosotros tu protección maternal y ayúdanos con tus oraciones e intercesión a encontrar el remedio para todos nuestros problemas y necesidades, especialmente la cantidad necesaria para rescatar a estos hijos tuyos que se encuentran en cautiverio.

Al instante, la Santísima Virgen se apareció físicamente delante de él y acercándole su mano derecha, le ofreció una bolsa repleta de monedas con la cantidad exacta para rescatar a los cautivos; cuando tomó la bolsa, la Virgen le sonrió y luego desapareció.

A partir de este hecho, se pasó a venerar a la Santísima Virgen con el título de Nuestra Señora del Buen Remedio; pidiéndole a Ella, de manera especial, el remedio para aliviar todas nuestras necesidades materiales y espirituales.

Mater Boni Remedii 2Si estamos angustiados con situaciones que aparentemente no tienen solución, si estamos ahogados con problemas económicos que no pasan, si estamos necesitados de una “ayudita” de lo alto, no dudemos en acudir a esta Madre Bondadosísima que trae en sus purísimas manos el remedio eficaz para todas nuestras necesidades tanto del cuerpo como del alma.

Novena a Nuestra Señora del Buen Remedio

¡Oh!, Reina del Cielo y de la Tierra, Santísima Virgen, nosotros te veneramos. Vos sois la Hija Bien Amada del Dios Altísimo, la Madre elegida por el Verbo Encarnado, la Esposa Inmaculada del Espíritu Santo, el Vaso Sagrado de la Altísima Trinidad.

¡Oh! Madre del Divino Redentor que, bajo el título de Nuestra Señora del Buen Remedio, vienes en ayuda de todos los que te llaman, extended sobre nosotros vuestra protección maternal. Dependemos de Vos, ¡Oh!, Querida Madre, como hijos sin ayuda y necesitados, dependen de una madre tierna y cuidadosa.

(Se reza un Ave María).

Nuestra Señora del Buen Remedio, fuente de ayuda infalible, permitidnos retirar de vuestro tesoro de gracias, en nuestro tiempo de necesidad, todo lo que necesitamos. Tocad los corazones de los pecadores, a fin de que puedan buscar la reconciliación y el perdón.

Confortad a los afligidos y a los solitarios, ayudad a los pobres y a los que perdieron la esperanza; ayudad a los enfermos y a los que sufren. Puedan ellos ser curados de cuerpo y alma, y fortalecidos en espíritu para soportar sus sufrimientos con paciente resignación y fortaleza cristiana.

(Se reza un Ave María).

Querida Señora del Buen Remedio. fuente de ayuda infalible, vuestro Corazón compasivo conoce el remedio para toda aflicción y miseria que encontramos en la vida. Ayúdanos con vuestras oraciones e intercesión a encontrar el remedio para nuestros problemas y necesidades, especialmente… (Aquí se pide todo lo que se necesita.)

De nuestra parte, ¡Oh! Madre amorosa, Nos comprometemos a un estilo de vida más intensamente cristiano, A una observancia más cuidadosa de la ley de Dios, a ser más conscientes en cumplir las obligaciones de nuestro estado de vida, y a esforzarnos para ser instrumentos de salvación en este mundo arruinado.

Querida Señora del Buen Remedio, estad siempre presente junto a nosotros, y a través de vuestra intercesión podamos gozar de salud de cuerpo, de paz de espíritu y crecer en la fe y en el amor a vuestro Hijo Jesús.

(Se reza un Ave María).

Rogad por nosotros ¡Oh!, Santa Madre del Buen Remedio, para profundizar nuestra fe en vuestro Hijo y trabajar con dedicación en la renovación del mundo con su espíritu.

Amén.

Por Guillermo Torres Bauer

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