El mandato del Cardenal Re como decano concluyó el pasado 19. Algunos medios hablan de los intríngulis para la escogencia de su reemplazo.
Redacción (29/01/2025, Gaudium Press) Hablemos primero de los hechos, para luego cavilar sobre los supuestos, que no son pocos, con tal vez fuertes implicaciones para el futuro de la Iglesia.
El Cardenal Giovanni Batista Re, Cardenal Obispo de Ostia, diplomático de carrera y quien fue prefecto de la Congregación para los Obispos, fungió hasta el pasado 19 de enero como Decano del Colegio Cardenalicio. Antiguamente los Cardenales Decanos eran vitalicios, pero con la entrada en vigor de la Constitución Praedicate Evangelium de 2022, los mandatos allí son de cinco años, renovables solo por una sola vez. El Cardenal Re solo ha estado como tal por cinco años, pero su edad, ya casi 91, no le permite esta posibilidad.
El Cardenal Decano, entre otras funciones, asume la dirección de la Iglesia en caso de sede vacante por el fallecimiento de un Papa, y preside los ritos del cónclave, así como los trabajos de las Congregaciones Generales, que son esos encuentros realizados en el Vaticano previos al cónclave donde se discute la situación de la Iglesia y sus desafíos, y que por supuesto ambientan la elección del próximo Pontífice romano. Nada más ni nada menos.
Hasta aquí los hechos.
Sobre los supuestos, corre —por lo menos es lo que dice Il Tempo— que hay una verdadera y fuerte campaña electoral relativa a la sucesión del Cardenal Re, y que el cabeza a cabeza se da entre el Cardenal argentino Sandri, actual Vicedecano del colegio apostólico, y el Cardenal Secretario de Estado Parolin. El sucesor ahí del ‘eterno’ Cardenal Re es escogido por los Cardenales de la Orden de los Obispos, que solo son 10 de los poco más de 250 con que cuenta la Barca de Pedro.
El Cardenal Sandri habría sido hasta hace poco el claro favorito, pero se afirma que últimamente el Papa se estaría tomando su tiempo para decidir su apoyo, siempre según la fuente de Il Tempo, que también recuerda que entre el Cardenal Bergoglio y el actual Vicedecano no siempre hubo ‘buenas migas’, y que cuando el Cardenal Sandri era sustituto del Secretario de Estado Sodano, los nombramientos propuestos por el Arzobispo Bergoglio normalmente no eran de buen recibo.
Esto pues, favorecería la candidatura del actual Secretario de Estado Parolin, quien también estaría aupado por el deseo de Francisco de exorcizar cualquier sospecha de favorecimiento de sus connacionales, señalamiento del que ya sido objeto en el pasado.
En fin, los futurólogos del próximo cónclave también quieren ver también en la designación del próximo Decano un indicio de por donde podrían ir los tiros, cuando los 138 purpurados hoy habilitados se reúnan en la Capilla Sixtina a ver quien el Espíritu Santo quiere al frente de la Iglesia. Pero es claro que esto no es sino agorería más bien en el aire, pues una cosa es una decisión con un Papa presente, y otra cuando ausente. En todo caso es cierto que un Cardenal Decano tiene sobre sí, en tiempos de vacancia, los reflectores del mundo entero, algo que no pocos dicen que favoreció en su momento la elevación de Ratzinger a la cátedra de San Pedro. Amanecerá y veremos. (CCM)
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