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Durante los cuarenta días que faltan para la Pascua de Resurrección hay seis formas de ‘aprovechar’ las indulgencias concedidas durante este período.
Redacción (24/02/2023 11:12, Gaudium Press) El tiempo de Cuaresma, que comenzó con el Miércoles de Ceniza, es un tiempo de conversión y un llamado a aumentar la práctica de la oración, el ayuno y la limosna; pero es también una ocasión favorable para recibir la Indulgencia Plenaria.
Según el Manual de Indulgencias Enchiridion Indulgentarium de la Penitenciaría Apostólica, la indulgencia es la remisión ante Dios de la pena temporal por los pecados ya borrados en cuanto a la culpa, que el fiel cristiano, debidamente dispuesto y cumpliendo ciertas y determinadas condiciones, obtiene por mediación de la Iglesia, la cual, como administradora de la redención, distribuye y aplica con autoridad el tesoro de las satisfacciones de Cristo y de los santos.
La indulgencia puede ser parcial o plenaria, es decir, libera en parte o en todo la pena temporal de los pecados; y se puede aplicar para sí mismo o para los fieles difuntos, no a otras personas que todavía están vivas.
La Indulgencia Plenaria sólo puede obtenerse una vez al día y es necesario que los fieles excluyan toda afección por el pecado, incluido el pecado venial, y el cumplimiento de tres condiciones: acercarse al Sacramento de la Reconciliación, la Comunión Eucarística y orar por las intenciones del Santo Padre. Con una sola confesión sacramental se pueden obtener varias indulgencias plenarias.
¿Cómo se obtienen estas gracias en Cuaresma?
Durante los cuarenta días que faltan para la Pascua de Resurrección, hay seis formas de “aprovechar” el don de las indulgencias, si se lleva a cabo lo siguiente:
Practica del Via Crucis todos los viernes de Cuaresma
A través de la vía sacra se actualizan y actualizan los sufrimientos que Jesús vivió en el camino desde el pretorio de Pilatos, donde fue condenado a muerte, hasta el monte Calvario, lugar donde dio su vida por la salvación de los hombres.
Para recibir la Indulgencia, se debe realizar la oración piadosa del Vía Crucis frente a las estaciones legítimamente establecidas, es decir, se requieren 14 cruces, a las que normalmente se agregan imágenes que representan las estaciones de Jerusalén, a las que se les añaden meditaciones piadosas y oraciones vocales.
Si la meditación del Vía Crucis se hace públicamente, requiere pasar de una estación a otra. Si bien el desplazamiento no puede ser realizado por todos, basta con que quienes lideran el ejercicio se desplacen de estación en estación.
Adoración al Santísimo Sacramento durante media hora
El cristiano fiel también puede obtener la Indulgencia Plenaria si hace adoración al Santísimo Sacramento durante al menos media hora. La Indulgencia es parcial si la visita es menor de ese tiempo, y siempre que se acerque a Jesús Sacramentado con intención de adorarlo.
Rezar el Rosario en Familia o Comunidad
Otra de las formas de obtener la Indulgencia Plenaria durante la Cuaresma, y también en otros tiempos litúrgicos, es rezando el Santo Rosario. Según el Manual de Indulgencias, los fieles pueden obtener la Indulgencia Plenaria si rezan el Rosario en una iglesia u oratorio, en familia o en comunidad religiosa, así como en una asociación de fieles. La indulgencia será parcial si la oración mariana se realiza fuera de estas circunstancias.
Lectura de las Sagradas Escrituras durante media hora
Los fieles también pueden recibir la Indulgencia Plenaria si leen y meditan las Sagradas Escrituras durante al menos media hora. La indulgencia será parcial si el fiel cristiano lee la Sagrada Escritura con la veneración debida a la Palabra de Dios y como fuente de lectura espiritual en menor tiempo.
La Adoración de la Santa Cruz
Aunque forma parte del Viernes Santo, también se concede una Indulgencia Plenaria al fiel cristiano que ese día medite la Pasión y Muerte de Nuestro Señor, adorando piadosamente la Cruz en la solemne acción litúrgica.
Oración ante la Cruz: “Mírame, oh buen y dulce Jesús”
Además, hay una Indulgencia Plenaria para los fieles que recitan piadosamente la oración “Mírame, oh buen y dulcísimo Jesús” ante la imagen de Jesús Crucificado después de la Comunión cualquier viernes de Cuaresma. La indulgencia es parcial si se reza en otros días del año.
“Mírame, oh buen y dulcísimo Jesús: en tu presencia me arrodillo, y con el mayor fervor de mi alma te pido y suplico que imprimas en mi corazón sentimientos vivos de Fe, esperanza y caridad, verdadero dolor por mis pecados y firme propósito de enmendarme; en cuanto con gran afecto y dolor considero y contemplo en mi alma tus cinco llagas, teniendo ante mis ojos lo que ya el profeta David puso en tus labios acerca de ti: “Horadaron mis manos y mis pies, podría contar todos mis huesos” (Sal 21 (22), 17-18). (EPC)
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