El peregrinaje buscó dar esperanza y consuelo a quienes viven privados de libertad, recordándoles que no están solos y que María también los acompaña en su camino.
Foto: Vatican News
Redacción (05/09/2025 11:39, Gaudium Press) La imagen peregrina de Nuestra Señora de Fátima recorrió las cárceles italianas durante el verano, en un viaje que conmovió tanto a reclusos como a voluntarios y autoridades penitenciarias. La iniciativa fue organizada por el Apostolado Internacional de Fátima, que decidió responder al llamado del papa Francisco en la bula de convocatoria del Jubileo 2025 Spes non confundit, dedicada a la esperanza.
El recorrido inició el 1 de julio en Reggio Calabria, Italia, y concluyó el 31 de agosto en Verona, dos meses marcados por encuentros espirituales. “María es Madre de todos, incluso de los que han cometido errores”, afirmó don Vittorio de’ Paoli, asistente nacional del Apostolado.
Inspiración en el Jubileo de la esperanza
La idea nació directamente del texto pontificio, que invitaba a realizar un gesto concreto de cercanía hacia los reclusos. “Habíamos estado otras veces en la cárcel, por invitación de las diócesis o en los lugares que había visitado la estatua de Nuestra Señora de Fátima —explica don Vittorio—, pero esta vez queríamos tomar la iniciativa nosotros. La respuesta nos la dio directamente la bula del Papa Francisco, donde dice que la esperanza encuentra en la Madre de Dios su más alto testimonio”.
Un itinerario de fe
La peregrinación comenzó en la prisión de Arghillà, en Reggio Calabria, Italia, y finalizó en Verona Montorio, atravesando el país de sur a norte. Durante el trayecto, la Virgen hizo escala en diversas cárceles: Vibo Valentia, Saluzzo, Civitavecchia, Ferrara, Ancona, Pesaro, Varese, Padua y Verona. Además, la imagen visitó también clínicas, hogares familiares y comunidades que acogen a jóvenes en dificultad o a mujeres privadas de libertad.
“Cada prisión es una realidad en sí misma, naturalmente su vida interna depende del director y de la policía penitenciaria, además de los reclusos”, señaló el sacerdote. Y añadió: “La gran sorpresa ha sido el mundo del voluntariado, activo y conmovedor”.
Foto: Vatican News
El mensaje de la Virgen para los privados de libertad
La estatua que se llevó a los centros penitenciarios es una de las imágenes oficiales realizadas según las indicaciones de sor Lucía, una de las tres pastorcitas de Fátima, y que desde 1947 recorre el mundo como signo de paz. Pero, como recuerda don Vittorio, “en realidad, la estatua es un símbolo, lo que llevamos a la cárcel es la luz de María”.
El Apostolado buscó transmitir mensajes concretos a los internos:
- María los quiere porque los hijos siguen siendo hijos incluso cuando se equivocan.
- Transformar la vida en prisión en una oportunidad de crecimiento personal, ya que aprender de los errores da alas.
- Ofrecer a Jesús los momentos de ira y sufrimiento en favor de alguien amado.
- Y, finalmente, no olvidarse nunca de rezar.
Música nacida del dolor, convertida en esperanza
Un elemento muy especial acompañó a la Virgen en su recorrido: la llamada guitarra del mar. El instrumento fue elaborado en el taller de carpintería de la prisión de Secondigliano, Nápoles, con madera recuperada de embarcaciones de migrantes naufragados en Lampedusa. El proyecto artístico Metamorfosi de la Casa dello Spirito e delle Arti permitió dar vida a este símbolo de dolor, que en el pasado también fue tocado por el cantante Sting.
En cada encuentro con los reclusos, la guitarra se convirtió en un puente espiritual. “Cantamos junto con los reclusos y les enseñamos una oración para recitar, De esta manera también tuvieron la oportunidad de recordar a los migrantes muertos en el mar, especialmente a los niños” relata don Vittorio.
Un gesto que tocó corazones
Los momentos finales de cada visita fueron especialmente emotivos. “Sobre todo —concluye el sacerdote—, se arrodillaron todos ante María, yo les impuse las manos invocando la bendición del Espíritu, todos fueron bendecidos y todos rompieron a llorar”.
La peregrinación de la Virgen de Fátima por las cárceles de Italia fue un recorrido físico, pero sobre todo una experiencia espiritual que sembró consuelo, reconciliación y esperanza en lugares donde muchas veces solo reina la soledad y la angustia.
Con información de Vatican News
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