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Desde el balcón central de la Basílica de San Pedro, antes de recitar su primera oración del Regina Coeli, el Papa León XIV declaró: “¡La Iglesia tiene una gran necesidad de vocaciones sacerdotales y religiosas!”.
Fotos: Vatican News
Redacción (12/05/2025 11:02, Gaudium Press) Entre los aplausos de los 100.000 fieles presentes en la Plaza de San Pedro y a lo largo de la Via della Conciliazione, el Papa León XIV apareció ayer en la logia de la Basílica de San Pedro exclamando: “Queridos hermanos y hermanas, ¡feliz domingo!”. León XIV subrayó que veía como “un don de Dios” el hecho de que este primer domingo “de servicio como Obispo de Roma” fuera el del Buen Pastor, el cuarto domingo de Pascua. Refiriéndose al Evangelio sugerido por la liturgia de hoy, en el que Jesús afirma «que conoce a sus ovejas y que ellas escuchan su voz y lo siguen (cf. Jn 10,27)», el Papa añadió, citando a san Gregorio Magno: «las personas responden al amor de quien las ama».
Creándose un clima de jovial piedad popular en el ambiente vaticano, los músicos y otros artistas del Jubileo de las Bandas y Espectáculos Populares recibieron el saludo de León XIV. “Saludo con afecto a todos estos peregrinos y les doy las gracias porque, con su música y sus interpretaciones artísticas, alegran la fiesta de Cristo Buen Pastor: sí, es Él quien guía a la Iglesia con su Espíritu Santo”.
Además, este domingo se celebra la Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones, instituida hace 62 años. El Papa León XIV estaba muy contento de orar con todo el pueblo de Dios por las vocaciones, especialmente las vocaciones sacerdotales y religiosas. ¡La Iglesia tiene una gran necesidad de vocaciones sacerdotales y religiosas! Y es importante que los jóvenes encuentren, en nuestras comunidades, aceptación, escucha y aliento en su camino vocacional, y que puedan contar con modelos creíbles de generosa entrega a Dios y a sus hermanos”.
“¡A los jóvenes: no tengáis miedo!”
El nuevo Obispo de Roma instó a todos a pedir a Dios que “seamos los unos para los otros, cada uno según su estado, pastores según su corazón”, capaces de ayudarnos mutuamente a “caminar en el amor y la verdad”. Luego, espontáneamente, se dirigió a los jóvenes: «¡No tengan miedo! ¡Aceptad la invitación de la Iglesia y de Cristo Señor!” León XIV cantó con serenidad la oración mariana del Regina Coeli antes de dar su bendición a los 100.000 fieles. Luego permaneció solo frente a la multitud durante unos minutos, saludando y juntando sus dos manos en gesto de agradecimiento y, ciertamente, de gratitud hacia todos aquellos que siguen sus primeros pasos tras las huellas de San Pedro.
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