Durante su audiencia general, el Papa explicó a los fieles que la oración es libre y poderosa, y que hay que orar con el corazón y no con los labios.
Redacción (07/11/2024 11:08, Gaudium Press) En la mañana del miércoles 6 de noviembre, en la Audiencia General, el Papa Francisco continuó el ciclo de catequesis sobre el Espíritu Santo, destacando el aspecto santificador del Paráclito a través de la oración.
Es preciso orar con libertad
Según el Pontífice, el Espíritu Santo es a la vez sujeto y objeto de la oración cristiana, lo que indica que Él es Aquel que ora en nosotros y Aquel que es recibido mediante la oración. “Oramos para recibir el Espíritu Santo y recibimos el Espíritu Santo para que podamos orar de verdad, es decir, como hijos de Dios, no como esclavos. Es necesario orar siempre libremente”, afirmó.
El Pontífice también habló de la importancia de orar para recibir el Espíritu Santo, recordando la promesa hecha por Jesús: “Si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más el Padre que está en los cielos dará el Espíritu Santo a los que le piden” (Lc 11, 13). Francisco destacó que “esto nos debe dar coraje para seguir adelante”.
El Espíritu Santo es quien nos enseña la verdadera oración
Luego explicó que el Espíritu Santo es quien nos enseña la verdadera oración, como enseñó el Apóstol San Pablo: “De esta manera, también el Espíritu viene en ayuda de nuestra debilidad, ya que no sabemos qué debemos pedir en nuestras oraciones; es el Espíritu mismo quien intercede por nosotros con gemidos inefables” (Rm 8,26-27).
Aunque muchas veces pedimos cosas equivocadas e inadecuadas, debido a nuestra fragilidad, el Espíritu corrige nuestras intenciones y nos hace pedir según la voluntad de Dios. “La oración cristiana no es el hombre que habla con Dios de un extremo al otro del teléfono, no, ¡es Dios quien ora en nosotros! Oramos a Dios a través de Dios”, aseguró.
Dios es mayor que nuestro pecado y siempre nos perdona
Hablando de la misericordia, Francisco destacó que “Dios es mayor que nuestro pecado” y que si sentimos miedo de ser reprendidos por Dios, por algo que hemos hecho, debemos ponernos en oración y clamar al Espíritu Santo, que nos enseñará cómo pedir perdón. “Dios no sabe mucha gramática, y cuando pedimos perdón, no nos deja terminar la palabra ‘perdón’. Él nos perdona primero, nos perdona siempre, siempre está a nuestro lado para perdonarnos, incluso antes de que terminemos la palabra”, garantizó.
El Papa Francisco explicó además que el Espíritu Santo también nos enseña a interceder por nuestros hermanos. Citando a San Ambrosio, el Papa aseguró que cuando cada uno de nosotros ora por todos, resulta que todos oramos por cada uno, y la oración se multiplica. Pero advirtió “¡por favor no recen como los papagayos! No digas ‘Bla, bla, bla…’ No. Di ‘Señor’, pero dilo de corazón. “Ayúdame, Señor”, “Te amo, Señor”. Orad con el corazón y no con los labios, no hagan como los papagayos”. (EPC)
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