Las Misiones de Heraldos del Evangelio con ayuda a los ucranianos ya entregaron las donaciones.
Redacción (23/03/2022 12:04, Gaudium Press) La guerra, terrible, no sabe de sus horrores quien no la ha vivido. Algunas instantáneas de sus consecuencias – junto a signos de esperanza – nos llegan desde las misiones de los Heraldos de Evangelio con refugiados ucranianos en Polonia.
Como notició Gaudium Press días atrás, misiones con ayuda humanitaria de los Heraldos partieron de Italia y los países ibéricos rumbo a Polonia. Estas misiones ya están con los refugiados.
Cuenta el P. Antonio Jakosh, EP, uno de estos misioneros, que entrar a uno de los refugios fronterizos es difícil, entre otras razones porque se quiere evitar cualquier instrumentalización del dolor de los refugiados para fines propagandísticos. Sin embargo los misioneros Heraldos consiguieron ingresar a ofrecer su ayuda material, pero sin casi ninguna manifestación religiosa.
Al P. Jakosh, hombre curtido en fuertes lides, lo impresionó en un primer contacto ver el dolor en los rostros de los refugiados ucranianos: “Ellos estaban así muy abatidos – narra. Es considerar que perdieron todo prácticamente de la noche a la mañana. Y por muy generosas que fuesen las donaciones que les llegaban, sabían que el pan que estaban recibiendo en aquel día era donado, y no sabían si lo tendrían en el día siguiente”.
Afirma el sacerdote de los Heraldos que se percibe en los espíritus de estos ucranianos, su conciencia de que van “a tener que comenzar de cero, en un país extraño, van a tener que aprender un nuevo idioma, van a tener que arreglar documentación, etc. etc.”
Expresa igualmente que se evidencia que los ucranianos “no tienen ninguna ilusión con los rusos”. Colabora en este escepticismo de cualquier ‘misericordia’ rusa, el recuerdo “de la gran hambruna que en los años 30 mató entre cuatro y cinco millones de ucranianos de hambre, a pesar de que Ucrania es conocida como la despensa de Europa”. “Los soviéticos les quitaron todos sus granos; entonces, en esa materia no hay ninguna esperanza”.
También quedó impactado el P. Jakosh con el drama de la división de familias, impuesta en gran medida por la ley marcial que impide a cualquier ucraniano entre los 18 y 60 años salir del país. “Entonces, hay muchas familias que están en Polonia dejando atrás padres, hermanos… salieron sin ellos”. “Es una tragedia por cualquier lado que se mire”.
Los Heraldos, sorprendidos con la generosidad y fe de los polacos
“En cuanto a los polacos, [están siendo] de una generosidad enorme”, narra el P. Jakosh. Le sorprendieron particularmente aquellos polacos que iban a los refugios a llevarse a ucranianos a sus casas para que tuvieran una vida mejor.
También le agradó, y mucho, la fe de los polacos, que se manifestaba por ejemplo con relación al hábito de los Heraldos y la presencia de la Imagen peregrina de Fátima que ellos portan, que con frecuencia causaba el derramar lágrimas.
Acerca de los ucranianos que fueron hasta Polonia a recoger la ayuda de los Heraldos, cuenta el P. Jakosh que su gratitud era manifiesta, pero también se notaba cómo la lucha por la supervivencia tomaba su espíritu casi por entero, como que “no tenían cabeza para otra cosa”.
En concreto, la ayuda que los Heraldos recogieron tuvo como destino dentro de Ucrania la parroquia del Padre Mykoa Leskiv, en Cervonohrad, en cercanías de la frontera con Polonia.
En una misiva cargada de emoción, el P. Leskiv agradece a la “comunidad de los Heraldos del Evangelio y a todos los benefactores de Italia y Portugal que nos sostienen”.
“Ya hoy, algunas de las donaciones – comida, medicinas, productos de higiene” estaban siendo preparadas para ser distribuidas.
Cuenta el sacerdote que en Cervonohrad hay refugiados de diversas ciudades como Erpin, Kiev, Vinnitsa, y otras del sur y el este de Ucrania, y que todos ellos se dirigen a las parroquias en busca de ayuda. Relata también que gracias a las donaciones que está recibiendo en su parroquia, han podido ayudar a una parroquia católica romana en Kharkiv, la segunda ciudad ucraniana y una de las más asoladas por los ataques.
También expresa el P. Leskiv que aunque su ciudad aún es un poco tranquila, no se dejan de escuchar de tanto en tanto alarmas de ataque aéreo, y que ya han organizado un refugio subterráneo en la iglesia.
Deje su Comentario