miércoles, 26 de febrero de 2025
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San Alejandro de Alejandría: El defensor de la fe contra la herejía arriana

Hoy recordamos a San Alejandro de Alejandría, quien defendió la divinidad de Cristo y preparó el camino para la victoria contra el arrianismo a través de su sucesor, San Atanasio.

San Alejandro

Foto: Rio Negro

Redacción (26/02/2025 08:37, Gaudium Press) Hoy celebramos a San Alejandro, patriarca de Alejandría, quien asumió la sede en el año 313 y tuvo que enfrentarse a Arrio, el heresiarca cuya influencia hizo tanto daño a la Iglesia ya que sostenía que Jesucristo es el Hijo de Dios, procedente del Padre, pero no eterno, sino engendrado por el Padre antes que Dios creara el tiempo.

Arrio, un hombre de gran carisma, porte impresionante, apariencia grave, conversación dulce y costumbres aparentemente austeras, pero al mismo tiempo vanidoso y soberbio, especialmente tras su ordenación como sacerdote y su designación para enseñar las sagradas escrituras.

A la muerte de San Aquileo, obispo de Alejandría, Arrio se consideraba el sucesor natural, lo que, sumado a su orgullo, le impidió aceptar con humildad la elección de San Alejandro, convirtiéndose en su enemigo mortal.

Fue entonces cuando comenzó a difundir su peligrosa doctrina, que atacaba la divinidad de Cristo. San Alejandro, al descubrir la herejía, consiguió que Arrio fuera excomulgado. Sin embargo, Arrio se refugió en Palestina, donde encontró apoyo entre algunos obispos, como Eusebio de Nicomedia.

Tras la excomunión, San Alejandro escribió una carta al obispo Alejandro de Constantinopla y una encíclica a los demás obispos, denunciando los peligros de la herejía arriana y reafirmando su condena. Esto encendió aún más la lucha contra Arrio.

Aparece en escena el gran San Atanasio, secretario de San Alejandro y su sucesor en la sede de Alejandría.

Finalmente, el Concilio de Nicea, con la participación de 318 padres sinodales, reafirmó la divinidad de Cristo y condenó las doctrinas arrianas. En este concilio destacó San Atanasio, quien continuó la batalla contra la herejía.

San Alejandro no solo combatió la mayor herejía de su tiempo, sino que también formó al gran Atanasio, el santo anti-arriano por excelencia. Juntos, ellos y otros pocos obispos, fueron el refugio de la verdadera fe. San Atanasio fue tan perseguido que, en un momento, se vio obligado a vivir en la tumba de sus padres para escapar de la captura.

Fue San Atanasio quien logró derrotar al arrianismo, pero esa victoria fue preparada por el trabajo y la firmeza de San Alejandro de Alejandría,  su valentía, su firmeza para defender la fe y su disposición para darlo todo por Cristo, lo convirtieron en un ejemplo para los cristianos de su tiempo, y su testimonio resuena a lo largo de los siglos, incluso frente a la adversidad.

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