Viajó seis veces a Roma desde su tierra, Inglaterra. De Roma traía arte, libros, maestros, para enriquecer la liturgia de su tierra.
Redacción (12/01/2024, Gaudium Press) San Benito Biscop, inglés fundador de monasterios, nace por vuelta del año 621.
Cuenta San Beda el venerable, en la Vita quinque sactorum abbatum: “Fue confiado por sus padres a los siete años para que lo educara, y se convirtió así en mi más ilustre discípulo y en una de mis mayores glorias”. No es que haya sido discípulo de San Beda, sino que este Santo refiere la excelente educación temprana de San Benito Biscop.
Pasa su juventud en la corte del rey de Northumbría, llamado Oswy.
Entra al ejército, y ahí se distingue en el manejo de las armas. Por esto fue ayudante oficial del rey Oswy.
Regresando de Roma toma el hábito religioso
Es famoso por sus peregrinaciones a Roma, cinco, algunos dicen seis. La primera la hace cuando tenía 25 años. Cuando regresaba de su segunda peregrinación a la Ciudad Eterna, se detiene en Lerins, y allí toma el hábito religioso, después de haber obtenido la dispensa del monarca al que servía.
Es de la época en que los santos fundaban y organizaban naciones, decía el Dr. Plinio Corrêa de Oliveira.
Entró después a la orden de San Benito, y fundó varios monasterios, enfervorizando otros. Gran auxiliador de San Teodoro y San Adrián en el apostolado en Inglaterra.
Introdujo San Benito Biscop en Inglaterra el uso de las iglesias en piedra, los vitrales y pinturas en las iglesias, así como la música y el canto sacro.
Cada vez que regresaba de Italia, traía consigo libros y algunas veces maestros para enseñar a los monjes. También hizo que desde Italia fueran a la isla artistas para la construcción y adorno de los templos. De esta manera enriqueció la liturgia y la vida religiosa de su tierra.
En su capacidad de emprendimiento se veía el temple del antiguo guerrero.
Para regularizar las solemnidades religiosas escribió “De la celebración de las fiestas”.
Sufriendo una dolorosa parálisis, que lo hizo fortalecer en la paciencia, muere el 12 de enero del año 690, cuando tenía 62 años.
Estando ya en su lecho de muerte, quiere seguir enseñando la humildad a sus discípulos: “Hijitos míos, no crean que me inventé la constitución que les he dado. Después de haber visitado diecisiete monasterios, de los que traté de conocer perfectamente las leyes y las costumbres, reuní las reglas que me parecieron mejores y esta selección es la que les he dado”.
Con información de Catholic.net
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