Fue regente de Polonia. Después de muerto, la cantidad de milagros intercedidos por él, hizo que lo canonizaran.
Redacción (04/03/2024, Gaudium Press) Hoy la Iglesia celebra, entre otros santos, a San Casimiro, hijo del rey de Polonia, que nace al final de la Edad Media, en 1458, en Cracovia.
Su padre era el rey Casimiro IV y su madre la reina Isabel, hija del emperador de Alemania.
Su formación fue confiada a dos grandes personajes, el P. Dlugosz, que después sería arzobispo de Lviv, y Calímaco. Se le infundió desde niño la piedad.
Cuando tenía 13 años una facción descontenta con el rey Matías Corvino le ofreció el trono de Hungría. Él aceptó el llamamiento porque quería sobre todo defender la fe de Cristo contra los turcos. Finalmente su empresa no fue bien sucedida, y tuvo que volver fugitivo a su tierra natal, para allí seguir recibiendo las enseñanzas del P. Dlugosz.
Su padre el rey lo introdujo en los temas del gobierno del reino. Cuando su hermano mayor, Ladislao, es elegido rey de Bohemia, él se convierte en el heredero al trono de Polonia.
El rey viaja a Lituania por cinco años a arreglar diversos asuntos, y San Casimiro se encarga del gobierno de Polonia, y desde 1481 a 1483 pone de relieve sus dotes de administrador.
Su padre quiere que él se case con la hija del emperador Federico III, pero él prefiere seguir soltero.
Muere joven
Poco después cae enfermo, víctima de una afección pulmonar, y debilitado por las penitencias que hacía, no aguanta y muere en la corte de Grodno, mientras viajaba a Lituania, el 4 de marzo de 1484.
Siempre mostró una especialísima devoción a la Virgen. Cuando pasaba en frente de una iglesia de noche, aunque estuviera cerrada, se arrodillaba afuera sin importarle las inclemencias del tiempo.
Durante mucho tiempo se creyó que el himno “Cada día mi alma alaba a María” era de su autoría, pero finalmente se le concedió a San Bernardo. Sin embargo ese hecho muestra su amor a la Virgen. Siempre brilló por su pureza.
Después de muerto, en su nombre se empiezan a obrar milagros, por lo que la gente empezó a pedir que se le canonizara, lo que hizo el Papa León X.
Con información de El Testigo Fiel
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