Es este hombre una de las columnas de la antigüedad cristiana, donde sentimos la pureza de una Iglesia aún joven, con la fuerza de una gigante naturaleza humana.
Redacción (27/06/2023 10:58, Gaudium Press) Es San Cirilo de Alejandría uno de esos ‘monumentos’ de la antigüedad, donde sentimos la pureza y vitalidad de una Iglesia aún joven, con la fuerza de una naturaleza completa, grande, gigante, de aguda inteligencia y férrea voluntad.
Nace en el 370. Gobernó la Iglesia de Alejandría de Egipto desde el 412 hasta el 444, año de su muerte.
Defensor de la ortodoxia contra el arrianismo (que negaba la divinidad de Cristo) y otras herejías, fue siempre un defensor del papado, ocupado en esa época por el gran San Celestino.
Recientemente, bajo el Pontificado de León XIII, le fue concedido el título de doctor de la Iglesia: tal es la buena savia de su voz y sus escritos.
Protagonista del Concilio de Éfeso
Fue protagonista en el Concilio de Efeso, el III Concilio ecuménico de la Iglesia, donde luchó y venció al heresiarca Nestorio, que negaba la maternidad divina de la Virgen, es decir, la falsa afirmación de que Nuestra Señora sería sólo madre de la naturaleza humana de Cristo, por lo que se la podía llamar Madre de Cristo, pero no Madre de Dios.
Esta doctrina pútrida de Nestorio fue ocasión para la teología límpida de la Encarnación de San Cirilo: “El Enmanuel [Cristo] tiene con seguridad dos naturalezas: la divina y la humana. Pero el Señor Jesús es uno, único verdadero hijo natural de Dios, al mismo tiempo Dios y hombre; no un hombre deificado, semejante a los que por gracia se hacen partícipes de la divina naturaleza, sino Dios verdadero que por nuestra salvación apareció en la forma humana”, y por ello, la Madre de Cristo es Madre de todo el ser de Cristo, que es uno y es Dios, y por eso se puede decir que la Madre de Cristo es también Madre de Dios.
Se recuerda especialmente la cuarta de las siete homilías que pronunció durante el concilio de Efeso, el célebre Sermo in laudem Deiparæ. Fue ella punto de partida de un florecimiento de rica literatura en honor de la Virgen.
San Cirilo celebra las grandezas divinas de la misión de María
Tiene la grandísima honra de ser el autor de la expresión griega ‘Theotokos’, que significa Madre de Dios, o lilteralmente “la que dio a luz a Dios”: esa es la Virgen María, nuestra Madre también, pero en el orden de la gracia.
Se destacaba como gran orador, polemista. Pero era también un excelso pastor. Además de sus tratados de doctrina, hay de él 156 homilías sobre San Lucas de tonus pastoral y práctico, además de sus Cartas pastorales, que se encuentran en 29 homilías pascuales.
Deje su Comentario