Como convertía a muchos, el emperador lo mandó a una cantera de mármol. Ahí también hizo un fructífero apostolado
Redacción (23/11/2021 08:02, Gaudium Press) El Santo de hoy es el tercer sucesor del apóstol Pedro, San Clemente I, conocido por algunos como San Clemente Romano. Fue por tanto el cuarto papa. Pero las tradiciones afirman que muy probablemente era contemporáneo de San Pedro y San Pablo. Algunos autores, como Orígenes, afirman que este Clemente es el mencionado por San Pablo en la Carta a los Filipenses como uno de sus compañeros de luchas y apostolado (Flp 4,3).
De su autoría es una espléndida Carta a los Corintios, el primer documento papal que se conserva después de las cartas de San Pedro. A pesar de que la fe progresaba en Corinto, había también algunos problemas: unos que se creían carismáticos no aceptaban la autoridad de los legítimos pastores, y el Papa tuvo que intervenir.
La Carta de Clemente es muy importante en la configuración que los siglos posteriores hicieron del primado de Pedro: es muy consciente el cuarto Papa de su autoridad, y evidencia su poder universal al intervenir en uno de los primeros conflictos de la Iglesia fuera de Roma. Explica en la carta que se debe obedecer la autoridad, que esa autoridad jerárquica en la Iglesia fue establecida por el propio Cristo.
Importante también es que en la Carta a los Corintios de este papa se alude a la “tradición recibida”, en torno de la cual hay que unirse para obtener la paz. Es decir, ayuda a establecer el Primado de Pedro y muestra como lo que la Iglesia va definiendo en su tradición, tiene fuerza de fe.
Los destinatarios de esta Carta le dieron toda la autoridad que merecía, y cuenta Dionisio de Corinto que 70 años después de ser enviada aún se leía a los fieles en la misa dominical.
Su muerte
Narran tradiciones que fue desterrado por el emperador Trajano a Crimea, pues estaba convirtiendo a muchos al cristianismo, y lo condenó a trabajos forzados. Pero en estas canteras también hizo un fructífero apostolado y pronto ya había construido 75 iglesias.
Allá, en la cantera de donde se extraía el mármol, no había fuente cercana. El Papa Santo oró y apareció una fuente, que alivió a todos y ayudó en las conversiones que ya se estaban dando.
Afirman estas tradiciones que habiendo sido condenado a muerte, los verdugos ataron al cuello del Papa un hierro pesadísimo (tal vez un ancla) para que no se pudiese venerar su cadáver, pero que las olas del mar les devolvieron sus restos a los fieles. Pero hay otras tradiciones que dicen que los ángeles le construyeron un sepulcro en el lecho del mar, y que cada año las olas se abrían milagrosamente para dejar ver el sepulcro. Todos estos hechos lo hacen patrono de las gentes del mar.
San Cirilo y San Metodio retornaron a Roma unos restos que se consideran de San Clemente I, en el año 860.
Con información de Catholic.net
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