Hoy la Iglesia celebra a San Felipe Neri, que iluminó la Ciudad Eterna con su apostolado.
Redacción (26/05/2021 08:54, Gaudium Press) Hoy la Iglesia celebra a San Felipe Neri, que iluminó la Ciudad Eterna con su apostolado.
Nació en un barrio popular de Florencia el 22 de julio de 1515, y en esa ciudad recibió formación religiosa de los dominicos. Su padre quería que fuese comerciante y por eso lo envió donde un tío, en San Germano.
Pero sus inclinaciones más profundas no estaban hacia el comercio. Viviendo en el mundo, llevaba una vida espiritual admirable. Recibió asilo en casa de un noble florentino que vivía en Roma, y allí pasó varios años de aislamiento, oración y penitencia. Visitaba mucho la Roma antigua, y se quedaba en oración durante muchas horas en los santos lugares.
Años después, quiso estudiar filosofía y teología, y los maestros de La Sapienza y del Studium agustino se sorprendieron con su vuelo de espíritu. Tenía en alto aprecio a Santo Tomás y su Suma Teológica.
Inicia la evangelización
En determinado momento comenzó la evangelización y para ello escogió las zonas más pobres de la ciudad, donde predicaba al aire libre, y, oh milagro, empezaron las conversiones. La gente se sentía bien a su lado, acudía a su encuentro.
Visitaba hospitales, donde ayudaba a bien morir. Consiguió que muchos abrazaran la vida consagrada, y por esto San Ignacio le puso el mote de “la campana”, la que llama a la religión.
Recibe la ordenación sacerdotal el 23 de mayo de 1551, a los 36 años. Crea entonces el método de apostolado llamado “peregrinación a las 7 iglesias”.
Comenzaba esta peregrinación en la Basílica de San Pedro, con una lectura espiritual y luego exposición catequética. Luego se iba a otra basílica, la de San Pablo, donde se escuchaba una exposición de Historia de la Iglesia, vida de santos, o Sagrada Escritura, y así, por espacio de un medio día, cuando se asistía a la misa en la iglesia de San Sebastián o San Esteban. Luego se servía un almuerzo, que estaba siempre animado por la alegría del santo, para posteriormente continuar la peregrinación en otros templos. Gentes de todas las condiciones sociales hicieron la ‘peregrinación de las 7 iglesias’.
Su apostolado se caracterizaba por métodos pintorescos y llenos de vivacidad, que ridiculizaban el error, la impiedad, y conducían a la virtud.
Se afirmaba que recordaba pecados olvidados a sus penitentes, revelando así discreción de espíritus. Empezó a hacer verdaderos milagros, y para ocultar que Dios se servía de su intermedio para tal, llevaba una bolsa con reliquias y atribuía a su poder las curaciones.
Fundó el Oratorio, que después se llamó de San Felipe Neri, congregación de sacerdotes seculares y de seglares, caracterizados por mucha libertad, que continuó su obra.
Vivió 80 años, caracterizados por su amor a la misa, a la Virgen Bendita, entregado al servicio del prójimo. También sufrió persecuciones y envidias, la cruz que está siempre presente en la vida de los verdaderos santos.
De los hechos místicos de su vida, se destaca el que estando un día en oración, sintió gran alegría y vio una bola de fuego, símbolo del Espíritu Santo, que refulge primero ante él, y luego entra por su boca y posa en su corazón. El corazón aumentó de tamaño y busca un lugar entre la cuarta y la quinta costillas, que se arquearon dócilmente para albergarlo. Fue el pentecostés de San Felipe Neri.
Con información de Revista Arautos do Evangelho
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