Se decía que su carisma era hacer milagros por doquier.
Redacción (02/04/2022 13:51, Gaudium Press) San Francisco es hijo de muchas oraciones a San Francisco de Asís, pues sus padres no estaban pudiendo tener hijos. Él niño nació en Paula, en Calabria, pero con una infección en los ojos que lo podía dejar ciego. Los padres también rezaron – prometiendo que apenas pudiese, vestiría el hábito franciscano – y el Señor hizo el milagro completo.
Pero pasaban los días y los padres no cumplían, hasta que un día apareció en la casa un fraile, diciendo que era hora de dar satisfacción a Dios.
El joven, aunque no estaba obligado a cumplir la estricta regla franciscana del Convento de San Marcos, así lo hacía. Hechos extraordinarios comenzaron a marcar su vida:
Un día el hermano sacristán le ordenó que fuese a buscar brasas para el turíbulo. Sin embargo, se olvidó de decir a Francisco cómo debería proceder. Con toda simplicidad e inocencia, él atendió al pedido colocando las brasas en su hábito y las llevó al hermano sacristán. Su hábito nada sufrió.
En otra ocasión, él quedó encargado de la cocina. Puso los alimentos en una olla y la colocó sobre lo carbones y allá la dejó. En seguida fue a la iglesia a rezar, olvidándose de encender el fuego…
Rezando, entró en estasis, y el tiempo fue pasando. Un fraile entró a la cocina y vio el fuego apagado. Buscó a Francisco preguntando si la refección estaba lista. El joven respondió que sí y, en seguida, fue para la cocina. No se sabe cómo, lo cierto es que el fuego estaba encendido y los alimentos cocinados…
Parte a Roma; se hace eremita
La promesa había sido que Francisco estuviese un año en el convento. Cumplido el año, y aunque los frailes querían que permaneciera con ellos, parte a Asís, Monte Casino, Roma.
De regreso, pidió a sus padres que lo dejaran vivir como un eremita, como San Benito en el Subiaco. Pero luego fue a una montaña a vivir solo, en una gruta, donde permaneció por 6 años. Cuenta la tradición de la Orden que luego fundó, que en esa gruta un ángel le llevó el hábito.
Luego, y con solo 19 años, el Obispo lo autorizó a construir un monasterio en un monte próximo a Paula. Poco a poco fueron llegando los discípulos; los habitantes de Paula ayudaron en la construcción del monasterio, todo un milagro.
Además el Santo ya hacía prodigios monumentales:
Las gentes vieron piedras desplazarse por una simple orden de Francisco. Árboles pesados y piedras enormes se volvían leves para ser removidas o transportadas. Los víveres, cuya cantidad mal daría para saciar el hambre de un solo trabajador, alimentaban a muchos. Hasta personas enfermas que iban a participar de las construcciones quedaban curadas.
Nacía así la Orden de los Mínimos, oficialmente creada en 1435.
San Miguel arcángel se le aparecía. Resucitó a su propio sobrino llamado Nicolás. Resucitó dos veces a una misma persona. Su don de profecía era protuberante.
Incluso profetizó que moriría dos veces. De hecho, él fallece a los 91 años el Viernes Santo de 1507.
Pero durante las Guerras de Religión en Europa, los protestantes calvinistas, en 1562, invadieron el convento de Plessis, Francia. Allí estaba enterrado el Santo. Entonces, como él había predicho, su cuerpo, todavía incorrupto, fue sacado del sepulcro y fue quemado con la madera perteneciente a un gran crucifijo de la iglesia. Él, prácticamente, fue martirizado después de la muerte.
Con información de San Francisco de Paula, Místico y Analfabeto de autoría de João Sergio Guimaraes)
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