sábado, 25 de octubre de 2025
Gaudium news > San Gaudencio de Brescia, el pueblo lo obliga a ser obispo – Aunque lo querían ahogar, su barco no se hundió

San Gaudencio de Brescia, el pueblo lo obliga a ser obispo – Aunque lo querían ahogar, su barco no se hundió

De Oriente regresó con muchas reliquias.

San Gaudencio

Redacción (25/10/2025, Gaudium Press) San Gaudencio de Brescia fue obispo por aclamación popular, porque lo obligaron, (no porque estuviera buscando el puesto), algo muy común en la antigüedad cristiana.

Estaba caminando en peregrinación hacia Jerusalén, cuando muere el obispo de Brescia, San Filastrio, que fue un develador de herejías, función en la que fue bien sucedido por Gaudescio.

A la muerte de su jerarca espiritual, se reúne la gente de Brescia, reconocen la virtud de Gaudescio y hacen un juramento: no aceptaran otro obispo más que este.

La gente acude al gran San Ambrosio de Milán, quien junto a otros prelados vecinos de Brescia, van con la misión de forzar el regreso del peregrino que ya pensaba en los lugares santos. Pero San Gaudescio no quería; así son los santos, que mientras otros anhelan toda la gloria terrena, ellos ya viven medio en el cielo.

Los que lo querían de obispo se concertaron con obispos de oriente, que llegaron a decirle al santo que si no obedecía y aceptaba el carga, le negaban la participación de sus comunidades. Tuvo que volver: fue así vencida su humildad.

El discurso de posesión del obispado es una obra prima de humildad; ahí se excusa de que hable presuntuosamente, algo que atribuye a su juventud.

De oriente trajo sabiduría, experiencia y muchas reliquias, que depositó en una basílica a la que llamó Concilium Sanctorum, algo así como ‘reunión de santos’.

Una embajada no bien sucedida

Un día fue mandado como embajador con otros dos obispos ante el emperador oriental Arcadio, al parecer el primer emperador romano de oriente. La embajada era de parte del hermano de Arcadio, Honorio, que era emperador en occidente, y también de parte del Papa.

Pero la embajada fue interceptada en Atenas, y después de ser enviados a Constantinopla, lo dejaron tres días en un barco sin comida. Luego son mandados a Tracia. Lo que se quería es que estos obispos entraran en componendas con Ático, que había suplantado ilegítimamente a San Juan Crisóstomo en el Arzobispado de Constantinopla. San Juan Crisóstomo había sido exiliado. Pero los embajadores mantuvieron con firmeza que el obispo legítimo de Constantinopla era el Crisóstomo, por lo que se negaron a reunirse con Ático, incluso a pesar del ofrecimiento de mucho dinero.

Pero el barco no se hunde…

Entonces, fue puesto San Gaudencio en un barco dañado, que no podía navegar. Se afirma que el capitán tenía orden de hundir el barco. Pero sorpresivamente, el barco llega a Lampsaco, y luego a Italia, a Otranto. Todo fue una aventura de cuatro meses.

San Gaudencio dejó al menos 21 tratados, de diversos temas, varios sermones pascuales. Ya en su tiempo, copistas hacían circular versiones no autorizadas de sus sermones, que el obispo Gaudencio lamentaba.

Descansan sus restos en Brescia, en la iglesia de San Juan Bautista, donde quedaba la iglesia Concilium Sanctorum.

Con información de la Enciclopedia Católica

Deje su Comentario

Noticias Relacionadas