Pero asumió su sede con la energía de un joven.
Redacción (05/05/2021 07:15, Gaudium Press) San Gotardo de Hildesheim, abad y al final de su vida obispo, nació en Reichesdorf, pequeño poblado de Baviera.
Como su padre trabajaba para los canónigos que ocupaban la antigua abadía benedictina de Nieder-Altaich, estos se encargaron de la educación del niño.
El chico muestra pronto su ingenio, atrae la atención de tres obispos, y uno de ellos, Federico de Salzburgo, lo lleva a Roma y lo hace superior de los canónigos, a los 19 años.
Pero hay un movimiento de reforma, y se consigue que en la antigua abadía de Nieder-Altaich se retome la regla y práctica benedictina, algunos canónigos se hacen monjes y de esta comunidad renovada, San Gotardo es escogido abad.
La amistad con un monarca santo
Era muy apreciado por el monarca de la región, San Enrique Duque de Baviera, quien asiste a su consagración. La emperatriz Cunegunda teje el cíngulo, que es el cordón con que se sujeta el alba, que el abad usará y que se conservará como reliquia.
El nuevo abad consigue que su abadía sea modelo de vida, y por ello San Enrique Duque de Baviera le envía a reformar los monasterios de Tegernsee, en el Freising, Herfeld, en Turingia y Kremsmünster, en Passau, y todo esto sin dejar de regir su monasterio de Nieder-Altaich. En 25 años formó 9 abades de varios monasterios.
Pero ocurrió que San Bernwaldo, obispo de Hildesheim, muere dejando vacante su sede, y al santo duque de Baviera no se le ocurrió otro nombre para sucederlo que el del abad Gotardo.
Gotardo alega que él es abad y que no tenía disposiciones para un cargo de gobierno de ese tipo, además tenía 60 años, y además era humilde. Sin embargo se terminó imponiendo el deseo del duque, y San Gotardo asume su nuevo encargo con la energía de un joven.
Construye y restaura varias iglesias, fomenta la educación, con especial énfasis en la escuela catedralicia; su capítulo, el de los canónigos que forman el ‘concejo’ del obispo, es reformado de tal manera que parece más un monasterio que un capítulo; en las afueras de Hildesheim, en un terreno pantanoso construye un hospital para verdaderos pobres y verdaderos enfermos.
Verdaderos pobres y verdaderos enfermos, porque San Gotardo tenía animadversión a los falsos pobres, a los vagabudos profesionales, que él llamaba de “peripatéticos”, nombre aplicado a discípulos de Aristóteles, pero que significa los que dan vueltas. A estos peripatéticos no les permitía hospedarse más de 2 o 3 días en el hospital.
San Gotardo muere después de una vida donada a sus hermanos, en 1038. Es canonizado en 1131.
Con información del El Testigo Fiel
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