sábado, 23 de noviembre de 2024
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San Juan de Dios, antes militar, Dios lo llamaba a cuidar de los heridos de esta vida

Esta es la maravillosa historia de un hombre que tenía 40 años, había sido soldado, pero un día se le aparece un ‘niño’ en el camino.

San Juan de Dios 2

Redacción (08/03/2023 08:14, Gaudium Press) Hoy la Iglesia conmemora, entre otros santos, a San Juan de la Cruz.

Se sabe poco de su infancia, como que nació en Alentejo el 8 de marzo de 1495, en un hogar modesto y piadoso.

Siendo aún niño, con 8 años de edad, escapa de su casa y sus padres no saben más de él. Sus biografías no nos dan razón para esa escapada. Es acogido por Francisco Cid, jefe de los pastores del Conde de Oropesa, que lo trata como hijo.

Como pastor, contempló a Dios en la belleza del Orden del Universo, y fue adquiriendo un espíritu místico, metafísico.

Juan Cidade Duarte se enlista, en 1522, en las tropas españolas enviadas a defender Fuenterrabía. Quería satisfacer así su corazón idealista. Pero regresando a Oropesa, le sorprende y conmueve la cantidad de enfermos y pobres que sucumben por falta de alguien que les cuide. Va naciendo la vocación.

Los padres habían muerto

Se enlista nuevamente para defender a Viena del ataque de los turcos, en 1526, y cuando termina la campaña es licenciado, y le entra el deseo de regresar a su ciudad natal para volver a ver a sus padres. Pero solo encuentra un tío, quien le dice que su madre había muerto de pena moral tras su partida, y que su padre había entrado a los franciscanos y también había muerto. La culpa congela su espíritu.

Nuevamente opta por la vida castrense y parte a Ceuta, pero luego, aconsejado por un franciscano, regresa a España.

En Gibraltar, Juan Cidade pide a Dios que le indique claramente el rumbo de su vida. Tenía cuarenta años de edad. Se vuelve entonces librero ambulante.

Hasta que un día, al cruzar por una región deshabitada, ve a un niño solitario, descalzo, golpeando con sus pequeños pies en las piedras del camino. Él, generoso hasta el extremo, quiso darle sus propios zapatos, pero le quedaban muy grandes. Entonces cargó al niño en las espaldas un largo trayecto, y al llegar a una fuente puso al chicuelo a la sombra de un árbol y fue por agua. Cuando regresa, lo encuentra resplandeciente, teniendo en la mano una granada abierta, sobre la cual relucía una cruz. El ‘niño’ le entrega la fruta y le dice: “¡Juan de Dios! ¡Granada [la ciudad] será tu cruz! Y desaparece. Juan Cidade de Dios emprende el viaje a Granada.

Asiste en Granada un día a la misa que ofició San Juan de Ávila en 1537; el sermón invitando a la conversión lo conmueve profundamente y al final de la misa, con alta voz pidió perdón por sus pecados.

Alguien lo llevó hasta San Juan de Ávila, con quien se confesó, y quien le dio ánimo a continuar con una vida cristiana llevada a serio.

Al loco se lo llevan al Hospital Real

Por esos días hizo varias penitencias públicas. La gente lo tomaba como loco, pero a él no le importaba, estaba asumido por la gracia de Dios. La gente creía de verdad que había perdido el juicio, y lo internaron en el Hospital Real, donde se refugiaba de forma promiscua el abanico de la miseria humana.

El ‘remedio’ que se aplicaba a los locos en el Hospital eran las cadenas y los golpes, y así se hizo con San Juan de Dios.

Pero San Juan de Dios, que soportaba con paciencia los golpes y humillaciones a él infligidos, no podía tolerarlos con los otros enfermos, y se lo hacía saber a los enfermeros, que le respondían con más golpes.

Pero llegaba el momento de cumplir con la misión que Dios le había destinado, y poco a poco los custodios se dieron cuenta que no estaba tan loco, que no estaban ante un loco, y lo dejan circular libremente por el Hospital, al tiempo que se hacía en su alma más claro el deseo divino: “Jesucristo me conceda tiempo y me de la gracia de tener un hospital, donde pueda recoger los pobres desamparados y faltos de juicio, y servirlos como deseo”.

Se entrega a la Virgen de Guadalupe

San Juan de Dios 2 1Recorre a pie 400 kilómetros, va hasta el Santuario de la Virgen de Guadalupe en Extremadura, y pide que Ella proteja sus emprendimientos. Pero cuando llega al Santuario, el sacristán que lo confunde con un ladrón, quiere darle un puntapié y su pierna queda paralizada, sin vida. San Juan de Dios reza a la Virgen y ella restituye la movilidad de su pierna.

Después de haberse entregado por completo a Nuestra Señora, regresa a Granada a fines de 1539, donde vende leña y con lo que gana atiende a los necesitados que vagaban por las noches en las calles.

Las personas empiezan a darle donativos y con ese dinero alquila una pequeña casa en la que instala su primer hospital, con 46 camas formadas con viejas esteras. Y allá llevó los desamparados que encontró. En el día vendía leña, en la noche cuidaba a los enfermos.

Un día un incendio destruye el Hospital Real, donde él había estado recluso. Los ojos se vuelven a Juan Cidade, recibe un donativo del propio Arzobispo, además de otras personas, lo que le permite comprar un antiguo convento carmelita y allí instala su nuevo hospital, con 200 camas y un gran albergue nocturno.

Un día le contó al Arzobispo la historia del niño que él había atendido un día, y le dijo que éste lo había llamado Juan de Dios. El Arzobispo de Granada le dijo que en adelante ese sería su nombre, y le dio un hábito compuesto de tres piezas, camisa, pantalón y capa, en honra de la Trinidad Beatísima.

Después de ir a pedir el auxilio económico del soberano en Valladolid para su obra, regresa a Granada enfermo. Allí entrega la dirección del hospital a uno de los hijos espirituales que había congregado, y se aloja en casa de uno de los pudientes de la ciudad.

Muere de rodillas

Siendo el 8 de marzo de 1550, y después de ser asistido en sacramentos por el propio Arzobispo, se levanta del lecho, abraza una cruz, y dice. “Jesús, Jesús, en tus manos me encomiendo”; y muere. Su cuerpo inerte permanecía de rodillas, mientras un suave perfume inundaba la habitación.

En 1586 San Pío V erigía la Orden de los Hermanos Hospitalarios de San Juan de Dios.

Con información de Arautos.org

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