Era de familia principal, y fue enviado a Aix para que aprendiera gramática, equitación, uso de las armas. Pero su inclinación estaba hacia la vida religiosa.
Redacción (17/12/2024, Gaudium Press) San Juan de Mata nace en Fauçon, en los límites de la Provenza, en 1150.
Era de familia principal, y fue enviado a Aix para que aprendiera gramática, equitación, uso de las armas. Pero su inclinación iba hacia la vida religiosa.
Regresa a su casa y se retira a una ermita no lejos de la ciudad, pero hasta allá llegan las gentes a quebrar su recogimiento por lo que decide ir a París, donde estudiará teología y se graduará como doctor, y se ordenará de sacerdote.
Pero fue cuando celebró su primera misa, que San Juan de Mata recibió la inspiración de rescatar cristianos que había sido esclavizados por musulmanes, y en quienes peligraba la salvación eterna.
Sin embargo, antes de comenzar esa tarea, fue hasta donde el famoso santo ermitaño San Félix de Valois, pues quería prepararse con sus consejos y en medio de la soledad para la obra que le había sido inspirada.
No obstante un día, junto a un arroyo, San Félix sintió que debía acompañar a San Juan en la fundación de tan gran empresa, y unidos, fueron a Roma donde el gran Inocencio III también fue inspirado para consentir en la fundación, indicándoles el uso de un hábito blanco con una cruz roja y azul sobre el pecho. Además Inocencio III les dijo que el nombre de la Orden sería el de la Santísima Trinidad.
Vuelven a Francia y el rey Felipe Augusto establece la orden en sus dominios. Gaucher III, señor de Chatillon, les cede Cerfroid, que se transforma en su cuartel general abadía.
La obra comienza a expandirse, primero en Francia, luego en otros lugares.
Algunos de los religiosos trinitarios empiezan a acompañar cruzadas. En Marruecos, en el año 1201, religiosos de la orden rescatan 186 esclavos cristianos.
Al año siguiente es el propio fundador Juan de Mata quien va a Túnez a comprar la libertad de 10 cautivos.
La gente le llevaba limosnas que él usaba para rescatar cristianos en todos los sitios que pudiera, desde España hasta Tierra Santa.
Las velas que se rasgaron, el timón que fue quebrado
En su segundo viaje a Túnez, ocurrió uno de los hechos que más se recuerdan de este santo.
Ya había pagado el rescate de 120 prisioneros, y se disponía a regresar con ellos a Europa. Pero los rabiosos musulmanes no aguantaron que se le escaparan esas almas, y tuvieron un gesto innoble, quebraron el timón del barco y rasgaron las velas que los trasportarían.
El santo se mantuvo sereno, confiante en el auxilio divino: colocó las capas de sus compañeros en el lugar de las velas, y con un crucifico en manos se puso de rodillas a rezar su salterio. El barco fue llevado milagrosamente hasta el principal puerto italiano, el de Ostia.
San Juan de Mata vivió dos años más en Roma y muere allí.
Con información de El Testigo Fiel
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