sábado, 23 de noviembre de 2024
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San Juan Diego Cuauhtlatoatzain: “Juanito, el más pequeño de mis hijos, ¿adónde vas?”, le dice la Virgen

El 9 de diciembre de 1531, el indio Juan Diego caminaba por el cerro del Tepeyac cuando una Señora radiante como el sol lo llama.

Juan Diego

Redacción (09/12/2022 07:34, Gaudium Press) Hoy, y acercándonos a la fiesta de Nuestra Señora de Guadalupe que es el próximo 12, celebramos a San Juan Diego Cuauhtlatoatzain, aquel al que se apareció la Virgen de Guadalupe en el Tepeyac.

Se le celebra hoy, porque fue en una fecha como esta que por vez primera se apareció Nuestra Señora a este piadoso indígena.

Juan Diego nace en 1474 en Cuauhtitlán, que entonces era perteneciente al reino de Texcoco, de la etnia chichimeca, población que quedaba a 20 kilómetros de Tenochtitlán, México. Su nombre originario era Cuauhtlatoatzin, que en su lengua significaba “Águila que habla”.

Aunque normalmente se creyó que era de baja clase, un “macehualli” o “pobre indio”, investigaciones realizadas por el vice-postulador de la causa de su canonización, Mons. Enrique Roberto Salazar, dan cuenta de que Juan Diego era un príncipe chichimeca, que se convirtió a la fe de Cristo, y que tenía 57 años cuando la Virgen se le apareció. Por su lado materno era emparentado con la familia imperial azteca. [1]

Bautizado de adulto, fue buen catecúmeno de los franciscanos. Algunas tradiciones dicen que para entonces su esposa, María Luisa, había muerto 2 años antes, pero otras que recibió junto con él el bautismo.

Era pues el 9 de diciembre de 1531, cuando Juan Diego iba a pie a Tlatelolco. Y al arribar a un lugar que se denominaba Tepeyac, se le aparece por vez primera la magnífica Señora.

El trato de la Virgen hacia el indio era de bastante afecto: “Juanito, Juan Dieguito («Juantzin, Juan Diegotzin»)”, fueron las primeras palabras que Ella le dirigió.

El Nican Mopohuan, el docummento base de las apariciones, la describe así: “Su vestidura era radiante como el sol; el risco en que posaba su planta, flechado por los resplandores, semejaba una ajorca de piedras preciosas; y relumbraba la tierra como el arco iris”.

Juanito, el más pequeño de mis hijos, ¿adónde vas?”, le siguió diciendo la Señora.

Ella le indica que le pida al Obispo, Juan de Zumárraga, que le construya una iglesia en ese cerro donde ella se había aparecido.

El indio cumple el cometido de la Señora, pero el obispo simplemente no le cree. La Virgen le insiste. Vuelve al día siguiente, el franciscano Zumárraga le hace examen de doctrina cristiana, y le pide pruebas de que su misión es real. Era un domingo.

La flores de la Virgen

El indio había quedado desanimado. Pero el día 12 de diciembre, un martes, la Virgen se le vuelve a aparecer, lo invita a subir a la cima del Tepeyac para que le recoja flores y se las traiga a Ella.

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El sitio era árido, además estaban en invierno, pero San Juan Diego encuentra unas flores bellísimas que coloca en su ‘tilma’. La Virgen le ordena que se las presente al Obispo.

Una vez delante del prelado, San Juan Diego abre su tilma, deja caer las bellas flores y en ese tejido se imprime de forma inexplicable la imagen de la Virgen de Guadalupe, maravillosa, milagrosa, Patrona de América.

El santo deja los suyos y su tierra, y pasa a vivir en una pobre casa junto al templo de la “Señora del Cielo”. Limpiaba la capilla, acogía a los peregrinos del oratorio. Allí se santificó, en espíritu de pobreza y humildad, como un laico que vivía para la Madre de Dios.

Cuando la beatificación, en 1990, dijo de él Juan Pablo II:

Las noticias que de él nos han llegado elogian sus virtudes cristianas: su fe simple […], su confianza en Dios y en la Virgen; su caridad, su coherencia moral, su desprendimiento y su pobreza evangélica. Llevando una vida de eremita, aquí cerca de Tepeyac, fue ejemplo de humildad”.

Ya sus contemporáneos lo tenían por hombre virtuoso.

Las madres decían a sus hijos: “Que Dios os haga como Juan Diego”.

Muere en 1548. Fue canonizado por Juan Pablo II en la propia Ciudad de México el 31 de julio de 2002.

Con información de El Testigo Fiel y EWTN

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1 Cfr. Tesoros de la Fe. La Virgen del Tepeyac – Nuestra Señora de Guadalupe en México. In: https://www.tesorosdelafe.com/articulo-594-la-virgen-del-tepeyac-nuestra-senora-de-guadalupe-en-mexico

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