Pero el emperador Teodorico, al ver que no se cumplía su misión, encarceló al Papa, y lo mandó maltratar.
Redacción (18/05/2023 10:00, Gaudium Press) Hoy la Iglesia celebra, entre otros Santos, a San Juan I, papa y mártir.
Era italiano, más exactamente de la Toscana, hacia el noroccidente de Italia.
Pero fue joven a Roma y ahí inició la carrera eclesiástica, que lo llevaría al cargo de archidiácono.
Muere un día el Papa San Hormisdas y Juan es elegido como sucesor de Pedro, en el año 523. En esos tiempos gobernaba Italia Teodorico, que era arriano, herejía contra la cual la Iglesia tuvo que combatir mucho y que negaba la divinidad de Jesucristo.
Justino I, emperador de Oriente, obligó por esos días a cerrar todos los templos arrianos, y prohibió el acceso a cargos públicos a los seguidores de esa secta. Entonces Teodorico obligó al Papa Juan a ir a Constantinopla para intentar que Justino acabara con esas leyes. Es claro que el Papa no cumpliría esa misión, pero tuvo que ir a Oriente a contragusto, aunque tal vez intercedió por cierta moderación con los arrianos del imperio de oriente, sobre todo porque esto prevendría la persecución de los católicos en Italia. El Papa fue muy bien recibido en Constantinopla.
Teodorico, viendo que la misión que había encomendado no se cumplía, y que la amistad entre el emperador Justino y San Juan I se estrechaba, se llenó de rabia, y cuando el Papa regresó a Ravena, lo hizo prisionero, mandó que lo maltrataran en la cárcel, y de esos malos tratos murió. Junto al Pontífice murieron también dos de sus consejeros, Boecio y Símaco. Boecio era filósofo y la Iglesia hoy lo venera como santo. Símaco era su suegro.
Cuenta la tradición que el rey Teodorico se llenó de un pánico paranoico tras la ejecución de ese crímen, tanto, que veía al Papa Juan I hasta en los peces que comía.
Con información de Catholic.net y El Testigo Fiel
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