viernes, 21 de febrero de 2025
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San Mansueto, Obispo de Milán: Defensor de la Ortodoxia Cristiana Contra el Monotelismo

San Mansueto, obispo de Milán en el siglo VII, defendió la doble voluntad de Cristo frente a la herejía monotelita, consolidándose como un pilar de la ortodoxia cristiana.

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Redacción (19/02/2025 08:31, Gaudium Press) San Mansueto, cuadragésimo obispo de Milán, nació en Roma y ascendió a la sede ambrosiana alrededor del año 670. Su episcopado se destacó por su firme defensa de la ortodoxia cristiana frente a la herejía monotelita, una doctrina que afirmaba que en Cristo solo existía una voluntad, la divina, negando así su doble naturaleza, humana y divina.

Esta controversia no era menor, ya que, al negar la voluntad humana en Cristo, se ponía en duda su verdadera humanidad y, por tanto, su capacidad para redimir a la humanidad desde su naturaleza humana.

El obispo de Milán fue uno de los principales defensores de la ortodoxia al convocar un sínodo en Milán para defender la doctrina de las dos voluntades en Cristo. Sin embargo, fue su intervención en el Concilio de Roma, celebrado en marzo del año 680, la que tuvo mayor impacto, consolidando su reputación como un firme defensor de la fe.

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foto: Aleteia

Además de su labor conciliar, San Mansueto escribió una obra doctrinal contra el monotelismo, aunque lamentablemente este texto no ha llegado hasta nuestros días. Su lucha contra esta herejía no se limitó a los concilios combatiéndola en sus misiones y en su labor pastoral, enfrentándose a los defensores del monotelismo, que eran particularmente numerosos en Oriente.

El monotelismo contaba con el apoyo de algunos emperadores bizantinos, lo que llevó a la persecución de quienes se oponían a esta doctrina. Un ejemplo notable fue el caso de San Martín I, Papa, quien convocó el Concilio de Letrán en el año 649 para condenar el monotelismo. Esta decisión le costó la vida, ya que el emperador Constante II ordenó su arresto y posterior muerte en el exilio.

San Mansueto no solo defendió la ortodoxia en un momento crucial para la Iglesia, sino que también contribuyó a fortalecer la unidad de la fe en un período de tensiones teológicas y políticas. Su legado perdura como un ejemplo de valentía y fidelidad a la doctrina cristiana. Su festividad se celebra el 19 de febrero, y su vida es un recordatorio de la importancia de defender la verdad de la fe, incluso en tiempos de adversidad.

Con información de Catholic.net

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