viernes, 22 de noviembre de 2024
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San Máximo de Nola, funda su diócesis, fue rescatado de la hambruna por sacerdote santo

En el bosque lo halló su sacerdote San Félix, que milagrosamente lo alimentó.

San Maximo 2

Redacción (07/02/2024, Gaudium Press) San Máximo de Nola, uno de los santos que la Iglesia venera hoy, es el fundador de la diócesis de Nola, en la Campania italiana, es decir al sur, lo que en otra época fue el reino de Nápoles. Vivió en el S. III, y sufrió la terrible persecución del emperador Decio, en el año 250.

El obispo, más para preservar la existencia de la comunidad cristiana de Nola que por miedo a los mandatos del imperio, huye de la furia persecutoria y se refugia en el bosque, dejando al cuidado del presbítero Félix, San Félix de Nola, el gobierno de su incipiente diócesis.

Queriendo apresar al obispo, los esbirros imperiales encarcelan al encargado sacerdote San Félix, pero por más que usaron sus malas artes, no pudieron sacarle la información de dónde se encontraba el obispo Máximo.

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San Félix un día recibió la inspiración de que debía ir a visitar a su obispo al bosque, pero cuando llegó, lo encontróp medio muerto, de sed y desnutrición. San Félix compungido, oró, y al momento encontró un racimo de uvas con el que pudo calmar en algo las necesidades de su pastor.

Acabada la persecución, San Máximo pudo regresar a su sede; pero ya era viejo y enfermo, y poco después murió, sin que se conozca exactamente el año, pero es en la segunda mitad del S. III.

Él, que conocía la virtud de San Félix, quiso que este fuera su sucesor. Pero San Félix no lo quiso, por humildad, por virtud, y por ello fue escogido como nuevo pastor el presbítero más antiguo, que gracias a Dios también resultó santo, San Quinto.

Primero estuvo enterrado en una iglesia dedicada a San Félix, luego una parte de sus reliquias se trasladaron a Benevento.

Su devoción se tornó aún más celebre, cuando todo un Papa, poeta y santo, San Dámaso, estando gravemente enfermo, fue ante el cuerpo de San Máximo, y oró obteniendo la curación. Como agradecimiento, el Papa le dejó un poema:

En el cuerpo, el espíritu, el alma, tan grande como en su nombre [Máximo significa «el más grande»]

asociadlo con sus triunfos al número de los santos de Cristo,

porque a los que a ti vienen solícitamente atiendes

y nadie que triste se te acerca retorna con padecimientos

A ti, Caudillo, yo, guardado de la muerte, cuyos lazos rompí,

acabados los enemigos, que habían dicho falsedades,

con versos este suplicante Dámaso te paga su voto.

Con información de El Testigo Fiel

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