San Pedro fue gran figura del Concilio de Trento. A partir de él redactó un Catecismo popular que circuló en Europa y América.
Redacción (21/12/2022 08:10, Gaudium Press) San Pedro Canisio (1521-1597), uno de los santos que la Iglesia conmemora hoy, jesuita, es de esos hombres que cambian la historia de un país y un continente, como efectivamente lo hizo.
Nace San Pedro en Holanda, en Nimenga, en el año de 1521.
Como ha ocurrido con muchas almas a lo largo de la Historia, tras realizar los ejercicios espirituales de San Ignacio, bajo la dirección de San Pedro Fabro –el primer discípulo de San Ignacio– Pedro Canisio se entrega al camino de Dios en la Compañía de Jesús. Es elegido por San Ignacio provincial de la Compañía en la Alemania del norte.
Se enfrenta a todo un Arzobispo hereje, y lo vence
Estando en Colonia, son sus sermones los que sustentan la piedad de los católicos. Piedad amenazada por la mala doctrina de nada más y nada menos que… el propio Arzobispo de la ciudad, Hermann von Wied. Juntándose al emperador Carlos V y al Cardenal Jorge de Austria, consigue que el papa excomulgue a este Arzobispo, removiéndolo de su cargo.
Enviado al Concilio de Trento
En sus viajes apostólicos conoció al Cardenal Otón Truchsesz, obispo de Ausburgo, quien pidió a San Ignacio y a Pío IV autorización para enviarlo como teólogo al Concilio de Trento. Y así fue hecho.
Allí, uno de sus principales trabajos fue la defensa de los sacramentos antes las herejías protestantes. Como asistente de otro jesuíta, el famoso P. Laínez, hace una relación de las principales herejías anti-sacramentarias, y opone a estas la perfecta refutación.
Termina el Concilio, y el Papa lo hace Legado junto a los Príncipes del Imperio Germánico, para que acepten las determinaciones de ese Concilio. A esto se dedica, visitando las principales cortes del norte de Alemania. Particularmente ejerce esta actividad en las ciudades más hostiles a la Iglesia, donde es acogido con respeto.
El Catecismo del P. Canisio
Uno de los grandes problemas de los católicos de la época, que los hacía terreno fértil para que en ellos se inoculara y propagara la herejía protestante, era la ignorancia religiosa.
Del Concilio de Trento surgió el Catecismo Romano, que sin embargo era dedicado a un público más culto, incluso a miembros del clero. Se necesitaba algo para el pueblo.
Para aliviar esta sed y necesidad de doctrina de la gente menuda, San Pedro Canisio elaboró su Súmula de Doctrina Católica, que tenía tres ediciones, la mayor, la menor y la ‘minimum’, destinadas tanto a los católicos cultos como a los niños.
Con esto se atendía además el deseo insistente del emperador Fernando I, hermano y sucesor de Carlos V, que de tiempo atrás venía insistiendo junto a San Ignacio para que se hiciese un compendio de doctrina católica para Alemania, y de esta manera oponerse a las palabras y escritos de Lutero, que eran en alemán, y que por ello corrían fácilmente.
La Suma de Doctrina Cristiana de San Pedro Canisio es una de las más grandes victorias de la Iglesia contra el Protestantismo.
El monarca ordena difundir la Súmula
Sintiendo que ya tenían el arma para combatir los errores protestantes en su tierra, Fernando I emite un decreto por el que se ordena difundir la Suma de Pedro Canisio en todos sus dominios.
Felipe II sigue en España el ejemplo de su tío Fernando, y hace que sea traducida, para difundirla en todo su gran reino, tanto en el Viejo como en el Nuevo Mundo, América.
Se calcula que esta Súmula tuvo alrededor de 400 ediciones.
Las ‘astucias’ del demonio contra San Pedro Canisio
Un día se le ocurrió al demonio, por boca de los protestantes, esparcir desde el Tirol el rumor de que San Pedro Canisio se había hecho protestante.
Algo absurdo, pero no necesariamente por absurdas los hombres no acreditan en ciertas cosas. El rumor se fue extendiendo por toda Alemania, haciendo que el fervor de muchos disminuyera.
Habiendo sido avisado de esta calumnia por el propio Cardenal Obispo de Ausburgo, San Pedro fue hasta Wurzburgo, la ciudad de donde se había originado el rumor, recorrió enseguida la calles él mismo, e invitó al pueblo a ir a la Catedral.
Aún con el polvo del camino en sus ropas, no fue suficiente una sola prédica, porque el pueblo que se había aglomerado era mucho, por lo que en tres turnos hizo demostración brillante de su fe católica. Los herejes sintieron el golpe y la calumnia fue herida de muerte.
Fallece en Suiza
Muere San Pedro en Friburgo, en 1597, teniendo 76 años de edad.
La ciudad se entera y va a ver su cuerpo. Algunos incluso creían que simplemente estaba en un éxtasis y que de un momento a otro ese ser que tantas veces habían escuchado, se levantaría de nuevo para seguirlos instruyendo con sus palabras. Muchos toman reliquias de su sotana.
El pueblo obliga a que se haga la siguiente inscripción en su tumba: “Con justicia es llamado columna de la Iglesia, conocido en todo el orbe católico”.
Deje su Comentario