San Pedro Damián fue declarado doctor de la Iglesia por León XIII.
Redacción (21/02/2021 16:56, Gaudium Press) San Pedro Damián nace en Ravena, apenas despuntaba el milenio, en el año 1007.
Habiendo perdido sus padres siendo muy niño, primero fue cuidado por un hermano que lo trataba muy mal, y luego por otro, que era arcipreste de Ravena, quien por el contrario, lo cuidaba bien y lo mandó a la escuela.
Seguramente fue de su hermano que aprendió siendo joven el gusto por la oración, por la vigilia y el ayuno. Desde joven usó un cilicio.
Deseando dedicarse a la perfección, un día aparecieron por su casa dos benedictinos de la reforma de San Romualdo, y después de hacerles unas preguntas, decidió ingresar a su comunidad.
Ahí se dedicó a los estudios sagrados y conoció mucho de las Sagradas Escrituras.
A la muerte del Abad, lo sucedió, forzado por sus hermanos.
Fundó otras cinco comunidades de ermitaños, donde fomentó el espíritu de recogimiento, contemplación, humildad, caridad.
El Papa lo hace Cardenal Obispo
El Papa Esteban IX lo nombra en 1057, Cardenal Obispo de Ostia. Quiso muchas veces volver a su vida de ermitaño, pero el Papa lo contuvo. Al final Alejandro II Papa se lo permitió, reservándose el derecho de llamarlo cuando lo necesitase.
En una época de cierta relajación de las costumbres, Dios suscitó en San Pedro Damián un hombre celoso por la virtud, y que decía las verdades que debían ser dichas, particularmente a los religiosos.
Combatió la simonía, predicó el celibato eclesiástico, pidió al clero diocesano que viviese en comunidad.
“Su genio consistía en exhortar y mover al heroísmo, en predicar acciones extraordinarias y recordar ejemplos conmovedores…; en sus escritos arde el fuego de una extraordinaria fuerza moral”, se decía de él.
Pero no era San Pedro Damián un furor incontenible contra el pecador: él hacía lo que el Espíritu Santo le indicaba era lo mejor para lograr la conversión, y si era necesaria la dulzura, la usaba, o también la diplomacia.
Cuando predicaba la austeridad de vida, era porque el mismo la practicaba. Decía a los monjes que el ocio nunca.
Después de haber cumplido un encargo del Papa, fue atacado de fiebre en un monasterio en las afueras de Faenza, el 22 de febrero de 1072.
Fue declarado doctor de la Iglesia por León XIII.
Con información de El Testigo Fiel
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