sábado, 22 de febrero de 2025
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San Pedro Damián, simple monje ermitaño que un día fue convocado por el Papa a dura labor

San Pedro Damián perdió sus padres siendo niño. Primero lo cuidó un hermano que lo trataba mal. Fue declarado doctor de la Iglesia por León XIII.

San Pedro Damian

Redacción (21/02/2025, Gaudium Press) San Pedro Damián nace en Ravena, cuando apenas despuntaba el milenio, en el año 1007.

Habiendo perdido sus padres siendo muy niño, primero fue cuidado por un hermano que lo trataba muy mal, y luego por otro, arcipreste de Ravena, que por el contrario lo cuidaba bien y lo mandó a la escuela. Agradecido por los desvelos de su hermano, unió su nombre al que ya tenía, y ahí quedó Pedro Damián.

Seguramente fue de su hermano que aprendió siendo joven el gusto por la oración, por la vigilia y el ayuno. Desde chico usó un cilicio.

Un día aparecieron por su casa dos benedictinos de la reforma de San Romualdo, y después de hacerles unas preguntas, decidió ingresar a esa comunidad, los camaldulenses, que son más como ermitaños.

Después de usar medios disciplinares muy duros, que afectaron su cuerpo, entendió que la paciencia y la quietud agradecida ante las dificultades que Dios pone en el camino son una penitencia mucho más efectiva. Así que se dedicó fuertemente a sus labores, a la ayuda de otros, a la oración prolongada y al cuidado de la Palabra de Dios.

A la muerte del Abad, lo sucedió, forzado por sus hermanos que ya lo admiraban bastante.

Fundó otras cinco comunidades de ermitaños, donde fomentó el espíritu de recogimiento, contemplación, humildad, caridad.

El Papa lo hace Cardenal Obispo

Tal vez Pedro Damián pensó que su vida trascurriría en en la cotidianidad de su vida de contemplación y recogimiento. Pero su fama de virtud había traspasado los límites de su comunidad y un día el Papa Esteban IX lo nombra, en 1057, Cardenal Obispo de Ostia. Quiso muchas veces volver a su vida de ermitaño, pero el Papa lo contuvo. Al final Alejandro II Papa se lo permitió, reservándose el derecho de llamarlo cuando lo necesitase.

En una época de cierta relajación de las costumbres, Dios suscitó en San Pedro Damián un hombre celoso por la virtud, y que decía las verdades que debían ser dichas, particularmente a los religiosos.

Escribió muchas cartas y un par de textos considerables, criticando duramente los males de los clérigos de la época. Avaricia, soberbia, orgullo y el abuso de los placeres carnales fueron solo algunos de los temas que trató sin repudio. Insatisfecho por el poco impacto de sus cartas escribió su célebre obra “El libro de Gomorra” en la que arremetía de manera fuerte, pero culta y hábil, contra los líderes eclesiásticos que debían hacer cumplir las leyes en el clero y que por su falta de celo hacían que reinaran los pecados contra la castidad en la Iglesia.

Combatió la simonía (venta de bienes sagrados), predicó el celibato eclesiástico, pidió al clero diocesano que viviese en comunidad.

“Su genio consistía en exhortar y mover al heroísmo, en predicar acciones extraordinarias y recordar ejemplos conmovedores…; en sus escritos arde el fuego de una extraordinaria fuerza moral”, se decía de él.

Entre sus obras más grandes se encontró la rectificación y reforma de la diócesis de Milán, azotada por la simonía y el concubinato de los clérigos como en pocas otras diócesis. Allá donde otros fracasaron y fueron perseguidos hasta el martirio, San Pedro Damián triunfó.

Pero no era San Pedro Damián de un furor incontenible contra el pecador: él hacía lo que el Espíritu Santo le indicaba como lo mejor para lograr la conversión, y si era necesaria la dulzura, la usaba, o también la diplomacia.

Cuando predicaba la austeridad de vida, era porque él mismo la practicaba. Decía a los monjes que el ocio nunca podía ser permitido.

Después de haber cumplido un encargo del Papa, fue atacado de fiebre en un monasterio en las afueras de Faenza, el 22 de febrero de 1072.

Fue declarado doctor de la Iglesia por León XIII.

Con información de El Testigo Fiel y heraldosdelevangelio.com

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