Era descendiente de príncipes longobardos. De niño, queda huérfano, y es ofrecido a un monasterio benedictino.
Redacción (03/08/2024, Gaudium Press) San Pedro de Anagni fue un obispo medieval de esa sede, Anagni, la que le fue confiada por el Papa Alejandro II.
Se dedicó a la restauración de la disciplina del clero, a avivar el culto al mártir Magno, a recuperar los bienes de la Iglesia que habían sido usurpados por laicos, y a reconstruir la catedral que estaba medio en ruinas.
“Monje benedictino, obispo e impulsor en su sede de la reforma gregoriana. A él se debe la reconstrucción de la basílica-catedral de Anagni; en ella fue canonizada Clara de Asís”, refiere un cronista.
Era descendiente de los príncipes lombardos de Salerno, y habiendo quedado huérfano muy pequeño, fue ofrecido al monasterio de San Benito. Estudió ahí las ciencias de la religión. Pero también aprendió del manejo de negocios eclesiásticos, pues fue capellán de Alejandro II, puesto ahí por el Cardenal Hildebrando, que sería después uno de los mayores papas de todos los tiempos, San Gregorio VII. El futuro San Gregorio había discernido ya la virtud de este sencillo monje benedictino, y lo quiso junto al más importante jerarca del mundo, el Papa.
Siendo capellán de Alejandro II, es enviado por éste como legado a la corte de Miguel VII emperador de oriente. También acompañó a Bohemundo de Tarento, el comandante cruzado, en su expedición a Tierra santa, y estuvo en Constantinopla junto al emperador.
Como obispo de Anagni tuvo que sufrir bastante la oposición de los clérigos contrarios a la reforma, pero a su muerte, después de 43 años de episcopado, la tarea estaba hecha. También estaba reconstruida la catedral. Había también formado una pléyade de clérigos amigos suyos que continuarían su obra.
Fue proclamado santo el 4 de junio de 1110. Su vida estuvo ilustrada con la realización de hechos milagrosos. Su vida fue contada por uno de sus discípulos, Bruno, obispo de Segni.
Con información de Catholic.net y Zenit
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