A los seis años tuvo su primera aparición, de la Virgen, de quien fue sumamente devota.
Redacción (23/07/2022 07:40, Gaudium Press) Santa Brígida nace en Upsala, Suecia, en 1303. Es hija del gobernador de Uplandia, Birgerio, y de Ingerborg, también de familia patricia. Tiene la gracia de que sus familias paterna y materna eran bastante religiosas, y recuerda con alegría la lectura de vidas de santos que hacía su madre.
Desde pequeña se manifestó la vida mística en ella, tenía visiones. A los seis años tuvo su primera aparición, de la Virgen, de la que fue gran devota por siempre.
Cuando tenía 10 años un predicador explicó la Pasión del Señor; quedó entonces muy impresionada. Esa noche tuvo un sueño en el que Jesús clavado en la cruz le decía: “Mira en qué estado estoy, hija mía.” “¿Quién os ha hecho eso, Señor?”, preguntó la niña. Y el Señor respondía: “Los que me desprecian y se burlan de mi amor”. Desde ese momento la pasión de Cristo fue el eje de su vida espiritual.
Se casa y tiene ocho hijos
Antes de cumplir los 14 años se casa con Ulf Gudmarsson, y del matrimonio nacen cuatro niños y cuatro niñas. Una de ellas es santa, Santa Catalina de Suecia.
En el año 1335 la familia es convocada a la corte del rey Magno II; Santa Brígida sería la principal dama de honor de la reina Blanca de Namur.
El rey fácilmente se dejaba arrastrar al vicio, y la reina, aunque de buena índole, era irreflexiva y amante de los lujos. Santa Brígida se ganó el afecto de los reyes, pero estos no tomaban muy en serio sus invitaciones a la virtud.
Visiones de Santa Brígida
Las visiones de la Santa se hicieron por esos tiempos cada vez más frecuentes, y de variados temas. Advirtió al rey de Inglaterra que hiciera la paz con Francia, si no terminaría perdiendo el reino y dejando a sus hijos “en la tribulación y la angustia”. Y muchos otros asuntos. Sin embargo sus hermanos cortesanos no tomaban muy en serio estas comunicaciones místicas.
Muere su esposo Ulf en 1344 y Santa Brígida se dedica más a las obras de Dios. Mientras tanto el prior Alvastra, llamado Pedro, iba consignando las revelaciones de la santa.
Le habla la propia Madre de la Misericordia
En una revelación, la propia Madre de Dios le habla de su papel curativo e intercesor con los pecadores: “Por más culpado que sea un hombre, si viene a Mí con sincero arrepentimiento, estoy siempre pronta a acogerlo. No considero la enormidad de sus faltas, sino tan solamente las disposiciones de su corazón. No me recuso a ungir y curar sus heridas, porque me llamo y realmente soy Madre de Misericordia”.
Un día, por orden de Jesucristo, conmina al rey Magno a que se enmiende o si no enfrentará el juicio de Dios. El rey se corrige por algún tiempo y da grandes limosnas al monasterio fundado por Santa Brígida en Vadstena, fundación que había hecho Brígida siguiendo las órdenes de otra visión.
La tradición cuenta que las constituciones de este monasterio fueron dictadas por Jesús en otra revelación.
En 1349 viaja a Roma y ahí se instala, ayudando a los pobres de la ciudad e instando al Papa a que regrese de su auto-exilio en Avignon. En un viaje que hace a Bolonia se le junta su hija Santa Catalina, quien la acompañaría hasta el fin de sus días.
En la iglesia de San Pablo extramuros se conserva un Cristo ante el que la santa rezaba y que varias veces le habló. En la iglesia de San Francisco de Ripa se le apareció San Francisco de Asís.
Amonestaba a papas, a príncipes
Hizo que Urbano V regresara a Roma, aunque poco después este Papa se retiró a Viterbo, luego a Montesfiacone. Regresando de una peregrinación a Amalfi, se le aparece Jesús y le dice que le avise al Papa que pronto morirá y que debe aprobar la regla del convento de Vadstena. Urbano V aprueba la regla y muere cuatro meses más tarde. Luego escribe al nuevo Papa, Gregorio XI, que debe regresar a Roma desde Avignon, lo que hizo cuatro años después de la muerte de la santa.
En 1371 viaja a los lugares santos, según le indicaba otra visión, y va acompañada de su hija Catalina, y sus hijos Carlos y Bingerio. En el camino, Carlos se enamora de la reina de Nápoles que era una mujer casada, y él también. Santa Brígida se aflige, reza mucho, y Carlos muere poco después, en brazos de su madre.
Al regreso de Tierra Santa, Brígida para en Chipre donde clama contra la corrupción de la familia real. Llega a Roma en 1373 y fallece en julio de ese año.
Sus restos son finalmente trasladados a Vadstena, donde aún reposan.
Fue canonizada en 1391.
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