Cuenta la tradición que estaba destinada al matrimonio con el Conde Hermán de Tréveris. Pero que otro caballero, que estaba perdidamente enamorado de ella, le tendió una celada al conde.
Redacción (24/12/2021 07:12, Gaudium Press) Santa Irmina, o Santa Irma, tiene la honra de ser una de las santas veneradas hoy por la Iglesia en la víspera de la Navidad.
Existen dos tradiciones sobre la vida de esta santa. Una narra de que junto con Santa Adelaida era hija del rey de Austrasia, San Dagoberto II, y por tanto, toda una princesa. Recordemos que Austrasia quedaba en la parte norte del reino franco, ocupando territorios que hoy son de Francia, Bélgica y Alemania.
Para ninguno de los dos sino para Dios

Su padre la autoriza a entrar al convento
Después de esos sangrientos hechos, el rey Dagoberto la autoriza a entrar a un convento que el propio rey había fundado o reconstruido.
Desde su convento, la Santa ayudó mucho en los trabajos misioneros de San Wilibrordo, que evangelizó en esa región y que llegó a ser obispo de Utrecht.
También fue la princesa Santa Irma quien le regaló a San Wilibrordo, en el año 698, la mansión en la que él fundaría el famoso monasterio de Echternach.
Se dice que ese regalo ocurrió cuando el Santo contuvo de forma milagrosa una epidemia que asolaba el convento de Santa Irmina.
Irmina, nombre de origen germánico, significa “grande, fuerte”.






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