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Santa Laura Montoya, gran mística, madre espiritual de los indígenas

La Madre Laura es fundadora de la familia religiosa “Misioneras de María Inmaculada y Santa Catalina de Siena”.

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Redacción (21/10/2023, Gaudium Press) “Se sintió madre espiritual de los indígenas, a los que quiso mostrar el amor de Dios. Sus tiempos no fueron fáciles, pues las tensiones sociales ensangrentaban también entonces su noble Patria. Inspirándonos en su mensaje pacificador, le pedimos hoy que la amada Colombia goce pronto de paz, justicia y de progreso integral”, con estas palabras se refirió el Papa Juan Pablo II a la Madre Laura Montoya durante su ceremonia de beatificación en Roma el 25 de abril de 2004.

¿Quién fue esta gran religiosa, catalogada por muchos como la Santa Teresa de Jesús colombiana?

La religiosa, fundadora de la Congregación “Misioneras de María Inmaculada y de Santa Catalina de Siena” -conocidas también como las «Misioneras de Madre Laura»-, nació en la pequeña población colombiana de Jericó, en el departamento de Antioquia, el 26 de mayo de 1874 en medio de un hogar con profundos valores cristianos, siendo bautizada con el nombre de María Laura de Jesús. Su padre era Juan de la Cruz Montoya; su madre, Dolores Upegui.

Quedando huérfana de padre, que fue cruelmente asesinado por defender la religión y su país, Laura, junto con sus hermanos y su madre viuda, tuvo que enfrentar desde pequeña las dificultades de la pobreza, que aprendió a sobrellevar aceptando con amor el sacrificio y fortaleciendo su carácter con cristianos sentimientos.

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Pese a que fue una joven que creció sin estudios, a los 16 años ingresa a la normal de Institutoras de Medellín, que formaba educadoras, convirtiéndose en maestra elemental y llegando, con la gracia de Dios, a ser una gran formadora de generaciones cristianas, escritora innata y una mística profunda por el tiempo que dedicaba a la oración contemplativa.

Madre y maestra de los indígenas

Sintiendo un fuerte llamado de Dios de acoger a los indígenas, quienes al estar alejados de los centros urbanos no eran cristianizados, Laura Montoya decide fundar una congregación que lleve la luz del Evangelio a los habitantes de las selvas.

Este anhelo se hace una realidad en 1914 -teniendo el apoyo del entonces Obispo de Santa Fe de Antioquia, Mons. Maximiliano Crespo- con la fundación de la familia religiosa de las “Misioneras de María Inmaculada y Santa Catalina de Siena”.

En su autobiografía la beata describe la fundación de la entonces nueva Congregación de la siguiente manera: “necesitaba mujeres intrépidas, valientes, inflamadas en el amor de Dios, que pudieran asimilar su vida a la de los pobres habitantes de la selva, para levantarlos hacia Dios”.

A la fundación de las misioneras de la Madre Laura, el Papa Juan Pablo II también se refirió en día de su beatificación: “Esta Beata colombiana se sintió madre espiritual de los indígenas, a los que quiso mostrar el amor de Dios. Sus tiempos no fueron fáciles, pues las tensiones sociales ensangrentaban también entonces su noble Patria”.

La Congregación de la religiosa colombiana cuenta en la actualidad con cinco provincias: Nuestra Señora de Chiquinquirá-Bogotá, Nuestra Señora de Coromoto-Venezuela, Inmaculada-Medellín, Sagrado Corazón de Jesús-Popayán y San José-Ecuador. Su actividad misionera se centra en la acción pastoral y evangelización de pueblos indígenas, mestizos y afro-caribeños.

Con información de las Misioneras de María Inmaculada y de Santa Catalina de Siena, y El Colombiano.

(Tomado, con adaptaciones, de artículo de Sonia Trujillo para Gaudium Press)

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