Se conoce algo de su vida por los relatos del gran San Jerónimo.
Redacción (22/03/2022 08:02, Gaudium Press) Santa Lea, una de las santas de hoy, es conocida gracias a San Jerónimo, el traductor de la Biblia al Latín, Padre de la Iglesia. Estamos pues en el S. IV.
Ella es mencionada en una carta que el santo dálmata le envía a Santa Marcela.
Como Santa Marcela, Santa Lea es una matrona romana noble, que queda viuda a joven edad, y que debía luego casarse con un personaje ilustre, el cual debería asumir la altísima dignidad de cónsul romano, Vezzio Agorio Pretextato.
Pero Santa Lea prefiere ir a la comunidad que había fundado Santa Marcela, que era de tipo monástico, en su residencia del monte Aventino. Ahí se meditaba en las Escrituras, se rezaba en comunidad, y se vivía en castidad y pobreza.
San Jerónimo dirá de ella: “Maestra de perfección para las otras, más con el ejemplo que con la palabra, fue de una humildad sincera y profunda que, después de haber tenido mucha servidumbre a sus órdenes, se consideró a sí misma como una sierva”.
Se la hace una especie de maestra de novicias, y los romanos ven la maravilla de una aristócrata de las más exponenciales que ha “mudado los delicados vestidos por la ruda túnica”. Enseña de forma insigne con su ejemplo.
Pero, es claro, ella que antes era servida ahora servía porque la impulsaba el amor al amado, a un Cristo que ahora se le revelaba solícito como su divino esposo, y su corazón quería manifestar ese amor en el servicio, a sus hermanas y sus prójimos.
Fue sepultada en el puerto de Ostia, probablemente en el 383.
Con información de El Testigo Fiel
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