jueves, 21 de noviembre de 2024
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Santa Mary McKillop, de ella habló el Papa en la Audiencia General

No hay santidad si de un modo u otro no se atiende a los pobres, a los necesitados, a los que están un poco al margen de la sociedad”, expresó Francisco, recordando el ejemplo de la Santa australiana.

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Foto: Screenshot Youtube Vatican Media

Redacción (28/06/2023 16:03, Gaudium Press) En la audiencia general de hoy, la última antes de las vacaciones de verano, el Papa Francisco habló de la importancia de la acción caritativa junto a los pobres.

No hay santidad si de un modo u otro no se atiende a los pobres, a los necesitados, a los que están un poco al margen de la sociedad”, expresó.

Tras profundizar en los ejemplos de varios santos misioneros en audiencias anteriores, hoy habló de Santa Mary McKillop (1842-1909), australiana que fundó las Hermanas de San José del Sagrado Corazón, y que dedicó su vida a la formación religiosa y humana de los pobres de la Australia rural.

Su ejemplo es muy actual, “cuando sentimos la necesidad de un ‘pacto educativo’ capaz de unir a las familias, a las escuelas y a toda la sociedad”, subrayó el Pontífice.

El 19 de marzo de 1866, día de San José, la Santa abrió la primera escuela en un pequeño suburbio del sur de Australia. Siguieron muchas otras que ella y sus hermanas fundaron en comunidades rurales de Australia y Nueva Zelanda. “El celo apostólico es así: multiplica las obras”, dijo Francisco. “Mary MacKillop estaba convencida de que la finalidad de la educación es el desarrollo integral de la persona como individuo y como miembro de la comunidad; y que esto requiere sabiduría, paciencia y caridad por parte de cada maestro”.

“La educación, en efecto, no consiste en llenar la cabeza de ideas, sino en acompañar y animar a los alumnos en el camino del crecimiento humano y espiritual, mostrándoles cómo la amistad con Jesús resucitado ensancha el corazón y hace la vida más humana. Educar y ayudar a pensar bien, a sentir bien – el lenguaje del corazón – y a hacer bien – el lenguaje de las manos – ”, expresó el Pontífice.

La religiosa también realizó obras específicas de caridad, como la Casa de la Providencia, abierta en Adelaida para acoger a ancianos y jóvenes abandonados:

“Mary tenía mucha fe en la Providencia de Dios: siempre confiaba en que en cualquier situación Dios provee. Pero esto no la libraba de las angustias y dificultades derivadas de su apostolado”.

Angustias como que “tenía que pagar las facturas, tratar con los obispos y sacerdotes locales, gestionar las escuelas y ocuparse de la formación profesional y espiritual de sus Hermanas; y, más tarde, problemas de salud. Sin embargo, a pesar de todo, mantuvo la calma, cargando pacientemente con la cruz que forma parte integrante de la misión”, dijo el Papa.

Enfrentó choques incluso dentro de la Iglesia, pero aunque a veces “cuando su alegría se vio empañada por la oposición y el rechazo”, Santa Mary MacKillop seguía convencida de que el Señor “pronto respondería a su grito y la rodearía de su gracia”. “Este es el secreto del celo apostólico”, señala el Papa Francisco.

Concluyó Francisco su catequesis invitando a que su ejemplo hable a los creyentes de hoy.

Con información de Vatican News

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