Su madre, que es beata, había tenido un sueño: un perrito salía de su vientre con una antorcha en la boca.
Redacción (, Gaudium Press) El Santo de hoy es muy importante en la historia de la Iglesia, por la orden que fundó, por su vida, por todo. Domingo de Guzmán nace en Caleruega, Burgos, en 1170, de noble cuna. Son sus padres, don Félix de Guzmán y doña Juana de Aza, emparentados con los reyes de Castilla y de León, Aragón, Navarra y Portugal. Tuvo como hermanos a Antonio y Manés.
Narra la tradición que antes que Domingo naciera, la beata Juana de Aza soñó con un perrito que salía de su vientre con una antorcha en la boca: Era Dios avisándole del surgimiento de la semilla de los Domini Canes, los dominicos, los ‘perros del Señor’, esos que con sus ladridos anuncian, advierten, también combaten lo que hay que combatir.
Fue educado durante siete años por su tío, el Arcipreste don Gonzalo de Aza, hasta cuando de catorce años fue a vivir a Palencia. Allí hizo seis cursos de Artes (Humanidades superiores y Filosofía); cuatro de Teología; y otros cuatro como profesor del Estudio General de Palencia. Cuando termina la carrera de Artes en 1190, recibe la tonsura y se hace Canónigo Regular en la Catedral de Osma.
Su caridad en ese momento ya es eximia, alcanzando la virtud heroica. En el año 1191, en Palencia, llega a vender hasta sus libros, objeto de lujo entonces, para aliviar el hambre de los pobres.
Joven aún y ya monumento de virtud, el obispo lo encarga de los canónigos, y lo hace vicario general de su diócesis, es decir, su mano derecha.
Conoce los estragos de la herejía en el Langüedoc
En 1205, Alfonso VIII rey de Castilla hace que acompañe al Obispo de Osma para que en la corte danesa concerte las bodas del príncipe Fernando. Por ello cruza una y otra vez de rabo a cabo la dulce y bella Francia, y conoce de primera mano cuáles son los estragos que produce la herejía albigense. En coordinación con el Papa Inocencio III, en 1206, al terminar las embajadas encomendadas por el rey, se establece en el Langüedoc al sur de Francia para predicar la verdad a los herejes. Incluso rehúsa los obispados de Conserans, Béziers y Comminges para poder desarrollar esta tarea a la que Dios lo convocaba y movía. (Ejemplo: No son muchos lo clérigos que rehusan obispados…)
Nace la Orden de Predicadores
Buscando combatir la ignorancia religiosa, fuente de muchos males incluso el de la facilidad con la que se expande la herejía, Santo Domingo establece su primera casa en Tolosa, donada al Santo por Pedro Sella, quien junto a Tomás de Tolosa se asocia a su obra. Va en 1215 al Concilio de Letrán donde pide la aprobación de su Orden, algo que ya estaba encaminado, pues según la tradición un Papa había tenido un sueño…
Se cuenta que Inocencio III, reacio con la constitución de la nueva orden, mientras dormía había contemplado las siguientes escenas, las mismas que había visto Santo Domingo y San Francisco. Veían todos ellos a dos frailes, uno de hábito blanco y el otro marrón, sosteniendo la Basílica de San Juan de Letrán que amenazaba derrumbarse. En San Juan de Letrán estaba entonces la cátedra de Pedro y por ello era símbolo de la Iglesia. Sigue la tradición contándonos que el sueño constituía una incógnita para los tres, hasta que al día siguiente se encontraron Santo Domingo, San Francisco y el Papa y todo fue entonces luz y gozo.
Finalmente el 22 de Diciembre de 1216, Honorio III con la Bula Religiosam Vitam confirma la Orden de Frailes Predicadores.
Vuelve a Francia en 1217 y en agosto de ese año envía cuatro de sus frailes a España y tres a París, y después otros a Bolonia.
En 1220 asiste al primer Capítulo General de la Orden, que se celebra en Bolonia. Muere el 6 de agosto de 1221, en esa ciudad, teniendo ya la orden más de 60 casas.
Es canonizado por Gregorio IX, que era también su amigo.
Con información de Dominicos.org
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