Sus restos reposan hoy en el monasterio de Seligenstadt. Habían sido entregados a la mano derecha de Carlomagno.
Redacción (02/06/2023 10:27, Gaudium Press) Hoy la Iglesia celebra la memoria de los Santos romanos Marcelino y Pedro, que se mencionan en el canon I de la misa.
San Marcelino era sacerdote destacado en Roma, y San Pedro era un exorcista. Fueron martirizados durante la cruel persecución de Diocleciano, que gobernó Roma desde el 284 al 305.
Narran tradiciones que ellos fueron hechos prisioneros, y que ahí en la cárcel fueron celosos en propagar el cristianismo y en alentar a los fieles que estaban cautivos, obteniendo la conversión del carcelero y su mujer.
Después de que se decretó su muerte, se les condujo a un bosquecillo, donde fueron decapitados.
El verdugo divulgó el lugar de su suplicio, y luego se exhumaron sus cadáveres. A estos se les dio sepultura en la catacumba de San Tiburicio, sobre la Vía Labicana.
El Papa San Dámaso compuso el epitafio para la tumba de esos dos mártires y contaba que cuando era niño se enteró de los pormenores de su ejecución, por boca del propio verdugo.
Constantino edificó una iglesia sobre su tumba y ahí destinó la sepultura de su Madre, Santa Elena.
En el 827 el Papa Gregorio IV le donó los restos de estos santos a Eginhard, mano derecha de Carlomagno, para que a estas reliquias se les diera veneración en los monasterios que Eginhard había construido o restaurado.
Finalmente los dos cuerpos se depositaron en el monasterio de Seligenstadt, en las cercanías de Francfort. Durante las traslación de estos cuerpos ocurrieron milagros que fueron cuidadosamente registrados.
Deje su Comentario