jueves, 26 de junio de 2025
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Se conmemoran 50 años de fallecimiento de San Josemaría Escrivá de Balaguer

El actual prelado del Opus Dei, Mons. Ocáriz, escribió artículo para el Die Tagespost subrayando la vigencia de su mensaje.

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Redacción (26/06/2025 10:49, Gaudium Press) A cincuenta años de la muerte de san Josemaría Escrivá, Mons. Fernando Ocáriz, actual prelado del Opus Dei, destaca su legado espiritual en un artículo publicado en Die Tagespost y reproducido en la web de la Prelatura. Subraya la vigencia de su mensaje: encontrar a Dios en la vida ordinaria mediante el trabajo, la familia y las relaciones cotidianas.

Mons. Ocáriz recuerda que San Josemaría enseñó que la santidad no exige actos extraordinarios, sino amor en lo cotidiano. Su influencia perdura en iniciativas sociales y educativas, y en la vida de quienes, con discreción, transforman el mundo.

El prelado concluye invitando a vivir con alegría este mensaje y proyectarlo hacia el futuro con esperanza.

San Josemaría

Nació el 9 de enero de 1902 en Barbastro (Huesca), en el seno de una familia profundamente cristiana. Fue el segundo de seis hermanos, aunque tres de ellos murieron siendo niños. Su padre, José Escrivá, era un comerciante textil que transmitió a sus hijos una fe vivida con naturalidad y una confianza absoluta en la Providencia. En 1915, debido a dificultades económicas, la familia se trasladó a Logroño, donde Josemaría experimentó por primera vez una inquietud vocacional que lo llevó al sacerdocio.

Vocación sacerdotal

Estudió en el seminario de Logroño y posteriormente se trasladó al de Zaragoza. En paralelo cursó la carrera de Derecho. Fue ordenado sacerdote el 28 de marzo de 1925. Poco después, comenzó a ejercer su ministerio en Madrid, compaginando su labor sacerdotal con el acompañamiento espiritual a jóvenes, obreros, enfermos y estudiantes.

Fundación del Opus Dei

El 2 de octubre de 1928, durante unos días de ejercicios espirituales, tuvo una intensa iluminación interior que dio lugar al nacimiento del Opus Dei. Percibió con claridad que Dios le pedía fundar una obra destinada a recordar a los cristianos que todos están llamados a la santidad, vivida en medio del mundo y a través del trabajo ordinario.

En 1930, extendió esta llamada también a las mujeres. El mensaje del Opus Dei, profundamente arraigado en el Evangelio, se resume en la idea de que la vida corriente —la familia, el trabajo, las relaciones sociales— es lugar de encuentro con Dios y de transformación cristiana del mundo.

La Guerra Civil y los años difíciles

Durante la Guerra Civil Española (1936–1939), la persecución religiosa obligó a Josemaría a vivir en la clandestinidad. Pasó meses escondido, cambió de lugar con frecuencia y estuvo a punto de ser capturado varias veces. Finalmente logró salir de la zona republicana cruzando los Pirineos a pie. Esa experiencia marcó profundamente su vida espiritual.

Terminada la guerra, se dedicó intensamente a consolidar el Opus Dei y a formar a sus miembros. En 1946 se trasladó a Roma, donde fijó su residencia definitiva. Allí obtuvo el doctorado en Teología por la Universidad Pontificia Lateranense.

Expansión del Opus Dei

Desde Roma impulsó la expansión internacional del Opus Dei. Durante su vida, la Obra se extendió a numerosos países de Europa, América, África y Asia. Mantuvo contacto cercano con los Papas de su tiempo, especialmente con Pío XII, san Juan XXIII y san Pablo VI. En 1947 y 1950, el Opus Dei recibió la aprobación definitiva de la Santa Sede.

Además de su labor pastoral, escribió varias obras de espiritualidad que han tenido una enorme difusión:

-Camino (1939), su libro más conocido, con más de 5 millones de ejemplares distribuidos;

-Surco y Forja, publicados póstumamente, también muy leídos;

Además de otras como Santo Rosario, Es Cristo que pasa, Amigos de Dios, entre otras.

Muerte y canonización

Falleció en Roma el 26 de junio de 1975, de un infarto fulminante. Fue beatificado por san Juan Pablo II en 1992 y canonizado el 6 de octubre de 2002, en una ceremonia multitudinaria celebrada en la Plaza de San Pedro, en presencia de cientos de miles de fieles de todo el mundo.

En su homilía, el Papa lo definió como «el santo de lo ordinario», subrayando que su enseñanza sobre la santificación del trabajo cotidiano y de las realidades temporales ha abierto nuevos caminos de espiritualidad para la Iglesia entera.

Con información de InfoCatólica

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