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Impulsados por la búsqueda de significado en un mundo incierto y por influencers católicos, los jóvenes llenan las iglesias de la nación francesa.
Redacción (11/03/2025, Gaudium Press) ¿Se está poniendo de moda en Francia ser católico? Esto es lo que han sugerido, contra todo pronóstico, las redes sociales y los informes de muchas parroquias francesas tras el inicio de la Cuaresma el 5 de marzo.
En particular, el semanario católico Famille Chrétienne, así como el periódico La Croix, informaron de un aumento sin precedentes de la asistencia a las misas del Miércoles de Ceniza este año, mencionando un fenómeno “nunca antes visto”.
De hecho, desde las grandes ciudades hasta las parroquias rurales, los sacerdotes y feligreses han descrito escenas de bancos abarrotados, congregaciones con asientos llenos y, sobre todo, una notable afluencia de jóvenes, muchos de los cuales habían estado anteriormente alejados de la Iglesia.
El semanario católico citó el ejemplo de la catedral de Fréjus, en el sur de Francia, que se llenó por primera vez en un Miércoles de Ceniza, mientras que las misas de mediodía en Angulema, en el oeste de Francia y Argenteuil, cerca de París, también atrajeron multitudes desbordantes.
En Nantes, en la parte noroeste del país, una misa para jóvenes estaba tan llena que los asistentes se vieron obligados a permanecer de pie durante todo el servicio. Informes similares llegaron tanto de ciudades como de áreas rurales, lo que subraya que el fenómeno no se limita a los centros urbanos.
En Lille, algunos incluso se acercaron a los sacerdotes después de la celebración para preguntar sobre el bautismo o la adhesión a la Iglesia. “Rompimos los récords de asistencia”, dijo a Famille Chrétienne el padre Benoist de Sinety, párroco de la iglesia de San Euberto en Lille. “En las tres misas que ofrecimos, tuvimos congregaciones más grandes que nunca. Casi mil fieles se reunieron en la iglesia de San Mauricio por la tarde, muchos de ellos jóvenes que asistían por primera vez”.
Las razones detrás de esta tendencia — en un país conocido por su avanzado nivel de descristianización — son variadas, pero parecen reflejar, según las distintas fuentes mencionadas, la búsqueda de sentido y estructura por parte de los jóvenes en un mundo incierto, donde a menudo transitan situaciones familiares difíciles o se enfrentan por primera vez a la pérdida de un ser querido.
El peso de las redes sociales… ¿y el islamismo?
Por otra parte, las redes sociales y los influencers católicos han emergido como factores importantes que impulsan este renovado interés.
De hecho, figuras católicas como el fraile dominico Fray Paul-Adrien, que cuenta con casi 470.000 seguidores en YouTube, o Sor Albertine, una monja de la Comunidad Camino Nuevo, con más de 270.000 seguidores en Instagram, parecen haber desempeñado un papel clave en la introducción de temas cristianos a audiencias más jóvenes alejadas de la fe, compartiendo contenido accesible y atrayente.
La nueva atracción de estos jóvenes por la práctica religiosa católica no ha escapado a la atención de la prensa secular. Un artículo reciente del Huffington Post expresó su sorpresa por el aumento significativo de jóvenes influencers de TikTok e Instagram que muestran con orgullo sus frentes marcadas con una cruz de ceniza ante las cámaras al iniciar la Cuaresma.
El autor relaciona en parte la mayor participación en la Cuaresma con la presencia del islamismo en la sociedad francesa y la creciente visibilidad del Ramadán, que pueden haber influido para que los jóvenes católicos se comprometan más seriamente con la Cuaresma.
El padre Benoît Pouzin, en particular, afirmó que los jóvenes católicos de hoy sienten la necesidad de hacer más visible su fe, reflejando la forma en que los musulmanes se comprometen públicamente con el Ramadán: “Si son cristianos, quieren que se note. No quieren ser tibios o insulsos. Y eso es algo muy hermoso, único en esta nueva generación”.
La socióloga Isabelle Jonveaux también señaló que la naturaleza estructurada del Ramadán puede haber impulsado a algunos jóvenes católicos a tomar su propia fe más en serio durante la Cuaresma, buscando mayor claridad y disciplina, preguntándose si deberían ayunar a horas específicas, tomar duchas frías, abstenerse de fumar o beber, o participar en otras formas de abnegación. También se trazó un paralelo con la difusión del desarrollo personal y el deseo de crecimiento personal.
Todos estos testimonios ya han planteado a la jerarquía de la Iglesia la cuestión de cómo acoger mejor a estas oleadas de peregrinos en el futuro y adaptar su atención pastoral para sostener este renovado interés, proporcionando un apoyo significativo a quienes buscan una conexión más profunda.
“Todos tenemos miedo de no poder acoger y cuidar a estas personas y de que acaben decepcionadas”, declaró Pierre-Emmanuel Dieudonné a Famille Chrétienne, decidido a no desaprovechar esta oportunidad prometedora para la Iglesia católica. “¡Es una iniciativa tan hermosa la que están tomando! Tenemos que estar presentes”.
Con información de National Catholic Register.
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