Con la autorización de León XIV, con motivo del 800 aniversario de la muerte de San Francisco, el cuerpo es trasladado desde su tumba en la cripta de la Basílica Franciscana para ser colocado al pie del altar papal en la iglesia inferior.
Foto: screenshot/ SAN FRANCESCO D’ASSISI/ Facebook
Redacción (06/10/2025 09:16, Gaudium Press) Los restos mortales de San Francisco de Asís serán expuestos a la veneración pública por primera vez durante la Cuaresma, del 22 de febrero al 22 de marzo de 2026, en el marco de las conmemoraciones del octavo centenario de su muerte (1226-2026).
La comunidad franciscana anunció ayer, 4 de octubre, festividad del santo, que por primera vez en la historia, «el cuerpo de San Francisco será visible para todos, un don extraordinario que constituye una profunda invitación a la oración y una oportunidad para vivir plenamente el Evangelio de Cristo en una persona». Esto también nos invita a reflexionar sobre la vida del santo, que sigue dando fruto después de 800 años. No se celebra la muerte, sino la vida que brota de la entrega y la ofrenda de uno mismo.
Esta será la quinta exhumación de los restos del santo, descubiertos en 1818 y enterrados en la tumba situada bajo la iglesia inferior de la Basílica de San Francisco en Asís. La cripta se abrió anteriormente en 1819, 1978, 1994 y 2015. A excepción de la primera apertura, cuando los huesos se colocaron en un sarcófago y un ataúd de bronce, las exhumaciones posteriores han contado con la presencia exclusiva de frailes franciscanos.
Durante mucho tiempo, el cuerpo de San Francisco permaneció enterrado en la basílica, pero su ubicación exacta se mantuvo en secreto para evitar robos. En el siglo XIX, el entonces Ministro General, Fray Giuseppe De Bonis, obtuvo permiso del Papa Pío VII para localizar sus restos, que se creía se encontraban bajo el altar mayor de la Basílica Inferior.
Tras 52 días de excavaciones, los restos de San Francisco de Asís fueron recuperados y enterrados de nuevo en la cripta de la Basílica de San Francisco en Asís, donde permanecen hasta la actualidad, atrayendo a aproximadamente cinco millones de peregrinos cada año.
Durante la apertura de la cripta, se retiró la losa que sellaba la tumba, dejando al descubierto el sarcófago de bronce, encargado por el Papa Pío VII en 1820 para albergar los restos del santo, y el ataúd de plexiglás (acrílico) en su interior.
Durante la inspección realizada en 1978, se neutralizó el ambiente de conservación sustituyendo el oxígeno por nitrógeno. El profesor Nicolò Valentino Miani, presente en las inspecciones de 1978, 1994 y 2015, confirmó que los restos se mantenían en buen estado, sin alteraciones significativas durante los últimos 37 años.
Autorización del Dicasterio para el Culto Divino
Por primera vez en la historia, los huesos de San Francisco serán expuestos a la veneración pública. La autorización para esta exhibición se otorgó mediante una carta del Dicasterio para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, firmada por el Secretario, Monseñor Vittorio Viola, y el Cardenal Pietro Parolin, Secretario de Estado de la Santa Sede. La carta incluye recomendaciones para garantizar que la veneración de los restos del santo se realice con auténtico espíritu cristiano, de conformidad con lo dispuesto en el número 111 de la Constitución Sacrosanctum Concilium: «La Iglesia, según la tradición, venera a los santos y sus reliquias auténticas, así como sus imágenes».
La comunidad franciscana ha anunciado que la veneración de los restos mortales de San Francisco de Asís ofrecerá una profunda experiencia espiritual, que podrá experimentarse mediante la reflexión individual o con la guía de un fraile. Este recorrido espiritual culminará con un breve rito litúrgico, seguido de una bienvenida fraterna por parte de la comunidad; cada participante recibirá un recuerdo ofrecido por la comunidad franciscana como símbolo de esta experiencia espiritual.
Para garantizar un ambiente de paz y recogimiento para todos los peregrinos, se requiere reserva previa, y el acceso a la veneración es completamente gratuito. Los horarios de visita se ofrecerán en varios idiomas para dar la bienvenida a los fieles de todas las naciones. El objetivo de esta iniciativa es promover un encuentro personal y comunitario con la espiritualidad de San Francisco. Al concluir la veneración, se celebrará un breve rito litúrgico, y cada participante recibirá un recuerdo ofrecido por la comunidad franciscana como símbolo de esta experiencia espiritual.
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