El año jubilar, en el que se puede obtener la indulgencia plenaria en la Catedral de Santiago de Compostela, ocurre cuando el 25 de julio cae un domingo.
Madrid (31/12/2020 15:26, Gaudium Press) Hoy con la apertura de la Puerta Santa de la Catedral de Santiago de Compostela, por parte del Arzobispo Mons. Julián Barrio, se dio inicio al Año Compostelano, es decir al año jubilar en esa jurisdicción.
El Año Jubilar en Santiago de Compostela ocurre cada vez que el 25 de julio cae un domingo. Esto se produce periódicamente cada 11, 6, 5 y 6 años y fue concedido por Calixto II y confirmado perpetuamente por Alejandro III en 1179.
Indulgencia plenaria
Durante el Año Santo, los peregrinos que vayan a Santiago pueden ganar el jubileo con la indulgencia plenaria, cumpliendo las condiciones de visitar la tumba del Apóstol Santiago, rezar un Padrenuestro y el Credo por las intenciones del Papa, y confesión y comunión eucarística.
El Año Santo inició pues con la apertura de la puerta de la Catedral, cuando Mons. Barrio golpeó por tres veces con el martillo ceremonial las hojas de bronce de la puerta, y pronunció el rito de apertura:
“Abridme las puertas de la salvación. / Y entraré para dar gracias al Señor. / Entraré en tu casa, Señor. / Me postraré ante tu templo santo. / Abrid las puertas, que nuestro Dios está con nosotros. / Y dio muestras de su poder a Israel”.
Acto seguido el Arzobispo cruzó la puerta y fue hasta el altar mayor donde celebró la eucaristía.
Este fue el segundo acto en la Catedral, después de la apertura ayer del templo tras la restauración que se venía realizando. Ayer se celebró la Fiesta de la Traslación, que recuerda el traslado de los restos del Apóstol Santiago de Palestina a Compostela por vía marítima. Estas reliquias están en una urna de plata en el interior de una cripta bajo la Catedral.
La tradición sobre los restos del apóstol Santiago
Según la tradición compostelana, después de ser martirizado por Herodes Agripa, en Jerusalén, discípulos del Apóstol Santiago lo trasladaron a Galicia, donde ya había ido a evangelizar anteriormente.
Cuando muere, lo entierran en un cementerio romano.
En el S. IX el Obispo de Iria Flavia, Teodomiro, tiene una visión que le lleva a localizar la tumba de Santiago Apóstol. Sobre ella se construyó la Catedral. Esta tradición fue considerada leyenda medieval, hasta que en 1955 excavaciones descubrieron la necrópolis romana y la lápida sepulcral de Teodomiro, alguien que los historiadores consideraban un personaje mítico.
Los restos del Apóstol tuvieron que ser escondidos en repetidas ocasiones y en el S. XVI se perdieron, cuando hubo que esconderlos por amenazas de piratas ingleses. Se volvieron a encontrar en el S. XIX cuando se realizaban obras en la girola de la Catedral y ahí fueron trasladados hacia el lugar que hoy ocupan, en la cripta del altar mayor.
Con información de Aciprensa.
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