jueves, 21 de noviembre de 2024
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Sentido del absoluto vs. sentido infernal: los caminos que se le abren al alma humana

…el sentido del absoluto se encantará con un cisne o un colibrí, y rechazará un vampiro o una tarántula. …”

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Foto: Oliver Roos en Unplash

Redacción (22/07/2023 19:27, Gaudium Press) Revisando en estos días un artículo del Dr. Plinio Corrêa de Oliveira sobre la búsqueda del absoluto, recordaba algunas de las maravillosas doctrinas que leí de él sobre ese novedoso y trascendental tema, tanto que él decía que sin un cultivo del “sentido del absoluto”, los meros recursos de la piedad tradicional podrían mostrarse hoy insuficientes para alcanzar la santidad y precaverse del pecado.

Sentido del absoluto” en la mente del profesor brasileño era algo a la manera de un sentido interno, como un faro que ilumina, y que muestra la relación que algo tiene con el Dios-Absoluto. El sentido del absoluto es como un sentido del olfato para percibir cuando algo ‘huele’ a Dios o cuando no, cuando algo tiene el sello de Dios o cuando no, cuando algo refleja a Dios y cuando no.

Así, el sentido del absoluto se encantará con un cisne o un colibrí, y rechazará un vampiro o una tarántula. El sentido del absoluto hará que se dediquen unos minutos a admirar un bello atardecer, y es probable que se entristezca con un cielo de plomo y gris. ¿Por qué? Porque unos reflejan más a Dios, y los otros o lo reflejan menos o son hasta símbolos y manifestaciones de carencias de Dios.

El sentido del absoluto, dándonos a sentir y conocer a Dios en el orden del Universo, hace que nuestra tendencia hacia Dios se estimule, y queramos caminar hacia el Creador. Es como un rayo que parte de nuestras almas hacia el Absoluto-Divino y que nos arrastre hacia Él.

Sin embargo, ese rayo tiene su contra.

Lo opuesto de ese rayo, también presente en nuestro espíritu, es el pecado original, que es como una fuerza imantada que nos tira hacia abajo, un rayo que tiende y se dirige hacia el infierno, hacia lo contrario de Dios, es decir, lo feo, lo falso y lo malo, tendencia que alimenta nuestro ‘comodismo’, nuestro deseo de mero placer sensible, que obstaculiza y busca quebrar nuestro camino al Absoluto-Dios.

De esta manera, por ejemplo, nuestro sentido del absoluto se encantará con las buenas maneras, con la educación esmerada que observa en una persona, y querrá imitarla, pero nuestro pecado original, que podríamos llamar como nuestro sentido del infierno preferirá la espontaneidad estúpida, y la brutalidad en el trato, en las reacciones, en las costumbres, la barbarie, porque son más ‘cómodas’, más ‘fáciles’, porque no exigen esfuerzo, es solo dejarse llevar…

Acabamos de hablar de barbarie, que es algo que comúnmente se opone a civilización. Nuestras sociedades occidentales están pasando de civilizadas a bárbaras, por un movimiento en el que el sentido infernal va venciendo al sentido del absoluto, lo que nos permite ya sacar la próxima conclusión:

Los bárbaros salieron de la barbarie hacia la civilización cristiana porque la acción de la gracia fortaleció el sentido del absoluto, el instinto del absoluto, yuguló la tendencia y el sentido del infierno y acercó al hombre a las realidades celestiales, creando los castillos, las catedrales y las princesas encantadas. Por el contrario, retrayéndose la acción de la gracia, el que hemos llamado sentido infernal fue ganando terreno en el alma y en las instituciones, y hoy campea en esta sociedad de neo-bárbaros que es en buena medida el mundo moderno, sociedades del reggaetton y del tiktok.

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Foto: Javardh en Unplash

Entonces, ¿para qué destilar e interiorizar esas doctrinas del absoluto, si realmente lo necesario es predicar lo esencial de la acción de la gracia?

La doctrina del absoluto cubre los efectos de la gracia en todo el Universo

La doctrina del absoluto amplía el conocimiento de los efectos de la gracia: la gracia no es solo para que cumplamos la ley de Dios o para que nos parezcamos cada vez más a Dios (que sí es lo fundamental), sino para que todo el universo, las instituciones, las civilizaciones, un jardín, un traje, una forma de hablar y expresarse, el adorno de una niña, todo, toda la Historia de la Creación camine a una participación cada vez mayor con el Absoluto, se parezca más a Dios.

El cultivo del sentido del absoluto es como una vacuna y un repotenciador vitamínico: vacuna contra todos los efectos del sentido infernal en los ambientes, las costumbres y las civilizaciones, en nuestras almas, y un repotenciador de la tendencia teo-trópica que hay en toda alma, que es la tendencia hacia todo lo bueno, lo bello y lo verdadero, presentes de forma absoluta en Dios.

Por ejemplo, estoy escribiendo estas líneas en un salón de té, que comúnmente es de silencio plácido o de suave música culta. Pero a algún genio se le ocurrió poner una música pop latino de moda hace diez años. ¿Cómo funciona aquí el sentido del absoluto? La letra de esa música es vulgar, es sucia, buscando rimar sus versos con palabras hasta soeces de la jerga más baja de mi lengua. Mi alma, mi sentido del absoluto se choca, aúlla de indignación. Entre tanto la melodía es pegajosa, invita a dejarse llevar, a ‘soltarse’, a gustar del sin esfuerzo de un espíritu que se abandona a sus inclinaciones hacia los placeres fáciles. Entonces, en mi situación de este momento, el cultivo del sentido del absoluto me pide que execre y rechace aún más la letra, y que luche contra el atractivo que la melodía pueda producir. Y que pida la gracia de Dios para ello.

Otro ejemplo, en el campo opuesto.

Acabo de ver el rostro de una niña inocente, aproximadamente de siete años, donde se espeja la presencia de una linda virtud aún no contaminada por las cesiones que comúnmente vienen con el paso de los años. Mi sentido de lo absoluto se alegra enormemente, y mi sentido infernal es exorcizado ante esa cara inocente. El cultivo del sentido de lo absoluto en este caso sería esto que estoy haciendo, de hacer explícito el por qué de la alegría que estoy experimentando, y sacar también otras conclusiones y afirmar impresiones, como por ejemplo el darme cuenta que sí,que el rostro es el espejo del alma, y que mi agrado es debido a la presencia de Dios en la faz y en el alma de esa niña inocente. Cultivo del absoluto en este caso sería por ejemplo comparar ese rostro con otras caras recordadas, a veces bastante pintorreteadas, en las que la virtud está ausente, y donde se trasluce la fealdad del pecado.

Recuerdo en este momento otro pensamiento del Dr. Plinio, que decía que justamente la visión contrarrevolucionaria era capaz de ver la gloria de Dios tanto en una hormiguita que lleva su carga como en los esplendores de la coronación de un Papa de otrora. Asimismo, advertía él en su obra pinacular, Revolución y Contra-Revolución, sobre la que él denominaba revolución tendencial, que se manifestaba desde la forma y la materia de una fútil cuchara de plástico, hasta un altar extravagante hecho de acuerdo a los cánones del arte moderno.

Revolución tendencial sería la acción que halaga el sentido infernal, mientras que contrarrevolución tendencial sería por antonomasia la acción que fortalece y revivifica el sentido del absoluto.

Que la Reina de la Gracia y también del Absoluto nos haga soldados y guardianes de todo lo bello, lo bueno y lo verdadero, que Ella haga con su gracia – la cual debemos procurar – que solo amemos esos reflejos de Dios, y que podamos yugular con su ayuda nuestra inclinación hacia lo contrario de Dios.

Por Saúl Castiblanco

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