El Doctor Angélico escribió 118 obras, entre ellas exégesis de la Sagrada Escritura, Tratados de ascética y mistica y la Suma contra los Gentiles, además de la gran Suma Teológica.
Redacción (28/01/2024, Gaudium Press) Dotado al más alto grado del don de la inteligencia, Santo Tomás escribió obras de la mayor importancia doctrinal, pero su obra maestra es la Suma Teológica, sobre la cual Pío XI afirmó que era “el Cielo, visto desde la Tierra.”[1]
Consta de tres partes. La primera trata de Dios en sí mismo y de Dios Creador. La segunda –dividida en dos partes– trata de las bienaventuranzas, las virtudes, los dones y las gracias extraordinarias. Y la tercera, sobre Nuestro Señor Jesucristo y los Sacramentos, pero sólo hasta el de la Penitencia, pues quedó inconcluso inconclusa.
El Dr. Plinio Corrêa de Oliveira escribió:
“Superando no sólo la sabiduría humana de los filósofos paganos, sino la sabiduría misma de los Doctores de la Iglesia que le precedieron, compuso, entre otras obras, la Summa Theologiae, en la que registró todas sus victorias sobre la herejía, la ignorancia o el pecado.
“Su doctrina siempre ha sido tan pura que la Santa Iglesia la señala como fuente indispensable de toda vida intelectual verdaderamente católica. Si hubo un intelectual que nunca tuvo la más mínima mancha de herejía, ese intelectual fue Santo Tomás de Aquino.” [2]
En las 614 cuestiones y 3.137 artículos que componen la Summa se puede comprobar la perfección de su razonamiento, comparable a un juego de esgrima. Todos esos pasos de esgrima son muy lógicos y prácticos, pero tienen su propio dinamismo en cada paso y su propio pulcro en cada movimiento. Quien lee las obras del Doctor Angélico puede percibir “todo el movimiento de la vitalidad de este santo, en esa impasibilidad celestial, angelical y virginal suya” [3].
Y la Suma fue escrita para sus alumnos de la Universidad de París. Quedamos admirados del alto nivel intelectual de los estudiantes universitarios de aquella época, fruto de la acción evangelizadora de la Iglesia.
“Todo lo que escribí me parece paja”
La memoria de Santo Tomás fue prodigiosa. Las aproximadamente ochenta mil citas de la Biblia, de obras de filósofos antiguos y de los Padres de la Iglesia contenidas en sus escritos proceden de libros que había leído sólo una vez…
El doctor Angélico dictaba alternativamente a cuatro o cinco copistas. Se puede decir que –ocupando cargos de profesor universitario, asesor de papas y de San Luis Rey de Francia, además de predicador popular– el que haya escrito tantas obras excelentes, y además haya compuesto música sublime, es un milagro.
Santo Tomás recibió visiones y mensajes celestiales a lo largo de su vida. Poco antes de dejar esta Tierra, encontrándose en el monasterio dominico de Nápoles, fray Reginaldo de Piperno, su fiel secretario, notó que había dejado de escribir y dictar. Entonces le preguntó el motivo de tal actitud, y el Santo respondió pidiendo reserva:
“Todo lo que he escrito hasta ahora me parece paja, comparado con lo que vi y lo que me fue revelado.” [4]
Rechazó categóricamente, durante toda su vida, todo tipo de de cargos y dignidades eclesiásticas, incluida la púrpura cardenalicia, prefiriendo su título noble de fraile mendicante.
Iluminó el mundo con esplendor
Desde tiempos de San Agustín, siglo V, la filosofía cristiana se basó en Platón. Aristóteles fue poco conocido porque sus escritos llegaron a Occidente a través de traducciones árabes, con muchos errores y falsas interpretaciones.
El primer teólogo que utilizó el conjunto de la Filosofía aristotélica para apoyar su doctrina fue el franciscano inglés Alejandro de Hales, seguido más profundamente por San Alberto Magno.
Sin embargo, quien marcó a la posteridad con su doctrina y se convirtió en el eje central del pensamiento cristiano, en justo equilibrio entre razón y fe, fue Santo Tomás de Aquino.
En el Concilio de Trento (1545-1563), junto a los libros que presidían las sesiones en el altar –las Sagradas Escrituras y los decretos de los Sumos Pontífices– estaba la Suma Teológica.
León XIII en su encíclica Æterni Patris [5] lo comparó con el Sol, ya que “animaba el mundo con el calor de sus virtudes y lo iluminaba con esplendor”.
En este documento, el Papa presenta las razones por las que la enseñanza tomista está en estrecha armonía con el Magisterio de la Iglesia y debería adoptarse como guía oficial para los estudios filosóficos y teológicos. Por este motivo, Santo Tomás fue declarado patrono de las escuelas y universidades católicas.
Juan Pablo II, en la encíclica Fides et ratio[6], le dio el hermoso título de “Apóstol de la verdad”.
La doctrina teológica de Santo Tomás de Aquino se convirtió en “ley de la Iglesia” cuando el nuevo Código de Derecho Canónico [7] demostró una preferencia categórica por las enseñanzas de este doctor en la formación de los clérigos.
“Soy un tomista convencido”
Los Heraldos del Evangelio tienen gran devoción por Santo Tomás de Aquino. La Sociedad de Vida Apostólica Virgo Flos Carmeli, que comparte el mismo carisma que los Heraldos, cuenta con dos Institutos de Educación Superior, erigidos canónicamente por el Dicasterio para la Cultura y la Educación Católica:
– El Instituto Filosófico Aristotélico-Tomista, que ofrece una carrera de Filosofía de tres años, afiliado a la Universidad Pontificia Salesiana, en Roma.
– El Instituto Teológico São Tomás de Aquino, que ofrece una carrera de Teología de cuatro años, afiliado a la Universidad Pontificia Bolivariana, en Medellín, Colombia.
La Basílica de Nuestra Senhora del Rosario, en Caieiras, Estado de São Paulo-Brasil, fue la primera iglesia de los Heraldos del Evangelio, construida, bajo la dirección de Monseñor João Clá – Fundador de los Heraldos –, en estilo gótico. En el gran arco que rodea el presbiterio, de un lado se encuentra una pintura de Nuestra Señora del Buen Remedio, y del otro una copia del fresco pintado por el Beato Fra Angélico, que representa a Santo Tomás de Aquino.
Y el Dr. Plinio Corrêa de Oliveira, maestro de monseñor João Clá, afirmó: “Considero a Santo Tomás como un Carlomagno del pensamiento. ¡Era un pensador carolingio!”[8]
El Dr. Plinio comenzó su Autorretrato filosófico con estas palabras: “Soy un tomista convencido”.
Oremos al gran Santo Tomás de Aquino para que “conceda a la Iglesia almas magnánimas, fuertes y devotas en la Fe como la suya, auténticos guerreros de Dios y de María dispuestos a todo por su gloria” [9].
Por Paulo Francisco Martos
Nociones de historia de la Iglesia
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[1] Alocución em el Angelicum. Roma. 12-12-1924.
[2] CORRÊA DE OLIVEIRA, Plinio. O Legionário, São Paulo, 10-3-40.
[3] Idem. Harmonia entre a razão e o sentimento. In Dr. Plinio. São Paulo. Ano XVI, n. 178 (janeiro 2013), p.26.
[4] AMEAL, João. São Tomás de Aquino. Iniciação ao estudo da sua figura e da sua obra. 3.ed. Porto: Tavares Martins, 1947, p.15.
[5] De 4 de agosto de 1879.
[6] De 14 de setembro de 1998.
[7] Cf. CIC, cânone 252 §3.
[8] CORRÊA DE OLIVEIRA, Plinio. Harmonia entre a razão e o sentimento. In Dr. Plinio. São Paulo. Ano XVI, n. 178 (janeiro 2013), p.26.
[9] CLÁ DIAS, João Scognamiglio, EP. Arautos do Evangelho. São Paulo. Ano XXII, n. 263, p. (novembro 2023), p. 13.
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